viernes, 29 de marzo de 2024 11:59
Opinión

¿Por qué a mí sí y a Jordi Pujol no?

Manuel Fernando González Iglesias
Manuel Fernando González Iglesias

A Coruña, 1952

La detención durante siete horas de Rodrigo Rato y la búsqueda en su casa y en su despacho de documentos comprometedores ha disparado los comentarios entre los muchos amigos que todavía le quedan al Vicepresidente Económico del gobierno Aznar y capitoste del Fondo Monetario Internacional y de Bankia. Hoy se publican en los medios afines algunas de las reflexiones de Don Rodrigo sobre lo sucedido en su propia casa y con su ya desprestigiada persona pública. Dicen sus próximos que, al comentar lo que le acaban de hacer lo suyos, hizo una pregunta muy sencilla: ¿Por qué a mí se me hace esto y a Jordi Pujol, con más motivos, no se le ha hecho lo mismo? ¿Es que le tienen miedo?

La detención durante siete horas de Rodrigo Rato y la búsqueda en su casa y en su despacho de documentos comprometedores ha disparado los comentarios entre los muchos amigos que todavía le quedan al Vicepresidente Económico del gobierno Aznar y capitoste del Fondo Monetario Internacional y de Bankia. Hoy se publican en los medios afines algunas de las reflexiones de Don Rodrigo sobre lo sucedido en su propia casa y con su ya desprestigiada persona pública. Dicen sus próximos que, al comentar lo que le acaban de hacer lo suyos, hizo una pregunta muy sencilla: ¿Por qué a mí se me hace esto y a Jordi Pujol, con más motivos, no se le ha hecho lo mismo? ¿Es que le tienen miedo?


Independientemente de que las leyes son para cumplirlas, uno tiene el convencimiento de que no todos somos los mismos ante esas mismas leyes y que, en este caso, a este político en caída libre hay que darle la razón en lo que se refiere al agravio comparativo con el President Pujol. El mismo Rato aportaba un dato más para aclarar esta queja: Una hora antes de que apareciese la policía, las cámaras de televisión se apostaban delante de su domicilio esperando ¿el qué? PPues, según todos los indicios, que sucediese algo parecido a lo que luego sucedió: Que se le investigara donde vive con su familia y que desde allí se lo llevaran detenido aunque fuese por algunas horas. ¿Quién avisó a los periodistas? Según las sospechas de los mas próximos a Rato, fue la propia Moncloa, donde el terror al batacazo electoral ha desatado la locura de pensar que Rato es un "mindungui" y que Pujol es más peligroso que el ex dirigente popular.


No sé qué decirles pero lo que está pasando con el partido del Gobierno suena a estampida por pánico generalizado, algo que solo he visto durante la Transición cuando los diputados, que le debían todo a Suárez, también se volvieron locos y decidieron cargarse la UCD y a su líder carismático, para entregarse todavía sin dejar su militancia centrista a la creación de un partido de derechas, como "Dios manda", bajo el ala protectora de Manuel Fraga. ¿Nos hemos adentrado ahora en el túnel del tiempo y estamos ante una regresión política en toda regla? No lo sé. De momento, a mí me parece que Rivera no le llega a la suela de los zapatos a Suárez, como que Pablo Iglesias es menos valioso que el Felipe González del 82. Pero claro, esta sociedad tampoco es la misma que se ilusionaba por la joven democracia en aquellos años sino otra muy distinta, quemada hasta la sociedad de la clase política y por supuesto, de los cambios de chaqueta que también hemos experimentado los medios de comunicación. Así que, visto lo visto, todo es posible en la tierra del rey Felipe y mucho más si se desatascan los juzgados y hay salas y personal para juzgar a tanto caído en desgracia.

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