viernes, 19 de abril de 2024 09:04
Sociedad

Muchos de los españoles que aparecen en la 'lista Falciani' eran clientes del banquero Edmond Safra

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Edmond Safra falleció asfixiado en el año 1999 en un ático en Monte Carlo a causa de un incendio provocado. A pesar de que en un primer momento se apuntó la autoría de los hechos hacia las mafias rusas, al final, el único condenado fue un enfermero estadounidense, Ted Maher, al que se le impuso una pena de 10 años de cárcel. Éste acabó negando la autoría de los hechos y defendía que su confesión se habñia provocado por una serie de presiones. De entre los más de dos millones de clientes con los que contaba el banquero en el mundo, muchos de ellos eran españoles y ahora, muchos de esos nombres, aparecen en la 'lista Falciani' publicada por El Confidencial. 

Edmond Safra (1932-1999), procedente de una familia que había hecho fortuna financiando caravanas de camellos y traficando con oro, montó su primer banco en los años cincuenta: Trade Development Bank (TDB), que acabaría vendiendo a American Express en una operación que no estuvo exenta de problemas y por la que se le acusó de blanquear dinero y de estar involucrado en el escándalo Irán-Contra -más tarde se demostraría que eran unas afirmaciones falsas-. Safra, se centró pues en el Republic National Bank de Nueva York, un gigante de las finanzas con sede en Ginebra, que comenzó en Estados Unidos pero que acabó expandiéndose con un ambicioso entramado internacional en el que se incluía España.

Los banqueros españoles, según las informaciones de El Confidencial, lo tenían en alta estima y, desde que Safra eligió el norte de Marruecos como una de sus bases de operaciones, no eresultaba difícil verle un día con Emilio Botín y al siguiente con Vilarasau y Fainé. Según desvela la investigación que publica El Confidencial junto con LaSexta, Le Monde y el ICIJ, Safra consiguió arrastrar a grandes familias y a un nutrido grupo de la comunidad judía a que abrieran cuentas en Suiza para evitar pagar impuestos o por una cuestión de supervivencia -como en el caso de los judíos, que tras la II Guerra Mundial, buscaban más la protección que la rentabilidad-.

En 1999, Safra vende el Republic National Bank al HSBC por 10.300 millones de dólares. Pero Safra falleció unos días antes -recordemos que por un incendio provocado en su casa- y, por tanto, su asesinato convulsionó a los mentideros financieros e hizo que la venta de la entidad se llevara a cabo sin el tutelaje del alma máter y dejando muchos cabos sueltos.

Tal y como explica El Confidencial, Safra no montaba estructuras locales. Tampoco en España. Al contrario que el HSBC, cuyas filiales estaban perfectamente comunicadas unas con otras y funcionaban como un engrasado reloj suizo ?nunca mejor dicho?, lo del banquero libanés era un cartapacio virtual del que pocos tenían constancia. Al culminar la compra del Republic, la entidad británica conectó estos 'clientes escondidos' con sus miles de oficinas repartidas por el mundo y el entramado salió al descubierto. Después llegó Hervé Falciani y se los llevó en una lista.

En una conversación de El Confidencial con el abogado Jorge Trías Sagnier, este reconocía que, hasta que no vio su nombre en la lista Falciani, desconocía que hubiera tenido cuenta en el HSBC: "Llamé al banco en busca de una explicación porque yo jamás he abierto cuenta alguna en las oficinas del HSBC. Sí la tuve en Republic National Bank of New York, sucursal de Ginebra, que fue vendido por su propietario Edmond Safra ?al que conocí? a HSBC en 1999, cuando yo ya no tenía relación alguna con esa entidad. Abrí esa cuenta para poder percibir unos honorarios profesionales, 30.000 euros, que fueron traídos y declarados oportunamente en España".

Ahora bien no se puede afirmar, porque sería simplista y falso, que todos los nombres de esa lista eran clientes de Safra ya que aparte de la comunidad judía y los vip del multimillonario lianés, al HSBC también acudieron fortunas en busca de una fórmula para proteger su capital, y sobre todo, para ahorrarse impuestos. Al final, la 'lista Falciani' para El Confidencial, que son los que tienen la exclusiva de esta información, es "algo más que una lista de evasores con cuenta en Suiza, más que una solitaria campaña de Hacienda para cazar defraudadores. La lista Falciani es el retrato de Dorian Gray de esa sociedad española de moral laxa que se creía impune. Lo fue hasta que estalló la Gran Crisis de 2008, hito necesario para contextualizar lo sucedido y entenderlo en su verdadera dimensión. La lista Falciani es la lista de una España en recesión, de compañías en quiebra y corrupción, de esa España que se ocultaba entre cortinas, y presumía de ello".

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