En una pared de un bloque de pisos vi escrito "39% fachos". Era el pasado lunes en la ciudad de Ginebra. Lo entendí al momento de conocer los resultados del referéndum celebrado domingo sobre la iniciativa "Contra la inmigración en masa". El 50,34% de los suizos aprobó la limitación de los contingentes a trabajadores extranjeros. En la esquina de Ginebra algo más del 60% votó en contra.
En una pared de un bloque de pisos vi escrito "39% fachos". Era el pasado lunes en la ciudad de Ginebra. Lo entendí al momento de conocer los resultados del referéndum celebrado domingo sobre la iniciativa "Contra la inmigración en masa". El 50,34% de los suizos aprobó la limitación de los contingentes a trabajadores extranjeros. A la esquina de Ginebra algo más del 60% votó en contra.
En Suiza lo votan casi todo. Con 50.000 firmas o con la petición de ocho lados se puede pedir ratificar cualquier cambio legislativo. Con 100.000 firmas se puede impulsar una iniciativa popular sin que el Parlamento pueda cambiar el texto de la propuesta. Un sistema que da en el pueblo un mecanismo directo incluso para legislar. A la hora de hacer campaña, no sólo se posicionan los partidos políticos, también las entidades, sean sociales, económicas o culturales. Con lo que cuesta hacer referéndums en nuestro país... La democracia directa tiene consecuencias, miedos sobre lo que puede decidir el pueblo en función de coyunturas, pero también un debate abierto y más implicación por parte de la ciudadanía en los asuntos públicos, los de todo el mundo. Y comporta riesgos, por ejemplo, que hará el Gobierno suizo con el problema que le provoca el resultado respecto a sus tratados con la Unión Europea.
No es la primera vez que el partido Unión Democrática de Centro (UDC) impulsa una iniciativa usando este sistema y que la gana. Manda sin gobernar. Es una formación política que representa la nueva extrema derecha europea, nacionalista y xenófoba, y quizás la más asentada en Europa dado que trae recorrido desde 1999.
Suiza nos hace envidiar con sólo un 3,5% de paro, una economía sana y a la alza. En buena parte se ve beneficiada por la crisis económica de países como España. Las principales patronales han hecho campaña en contra, porque se necesita mano de obra, y mano de obra cualificada. Parece contradictorio pues el resultado de la consulta. Algunos de los argumentos que se han usado para propiciar el sí ha sido la masificación del transporte público o las costuras del estado de bienestar. Parecería una broma ver desde aquí. Son argumentos populistas que apelan al miedo de una sociedad con una considerable calidad de vida.
Es sin duda motivo de preocupación en este año de elecciones europeas y con una nueva extrema derecha y populista que crece en Europa y que pone en riesgo, creo, los fundamentos de la construcción europea. Una Europa castigada por crisis diversas, donde la fractura entre los países norteños y del sur aumenta, no sé si con cálculos estratégicos, y donde la fractura adentro mismo de las sociedades también se polariza. La percepción de la decadencia en algunos lugares y el miedo a perder el que se tiene en otros, es terreno abonado por los populismos, los nacionalismos y el rechazo a los otros.
Sin un marco europeo cohesionado y cohesionador, basado en los derechos y las libertades, no hay progreso en un mundo globalizado, ni por los más ricos ni por los más pobres. Mucho en juego en las próximas elecciones europeas. Hace falta luces largas.
El debate y el resultado del referéndum no ha dejado indiferente a la sociedad suiza. Una prueba es la pintada que comentaba al comienzo.
Consol Prados
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