Aunque faltan días para el final de la campaña, está claro que los que desean la independencia de Catalunya no tienen dudas: República catalana independiente sí o sí. Ante esa afirmación tan rotunda, estoy seguro que el gobierno de España, el Parlamento, el poder judicial, el poder político y hasta la Jefatura del Estado tendrán su oportunidad de fijar su posición en un futuro más que inmediato.
Pero los que tendrán la palabra ya mismo, sin lugar a dudas, son los ciudadanos de Catalunya que tendremos que votar el próximo 27 de Septiembre. Los votos son los que valen en democracia y no hay Ley de Hondt que pueda disfrazar esa realidad, ni palabras altisonantes que se escondan detrás de una mayoría absoluta de diputados. En una situación como ésta, incluso la abstención también vota, sin otorgar un cheque en blanco a quienes intenten apropiársela, ya que es un decir no pasando de las propuestas más ruidosas.
Y luego, está naturalmente lo que opine el pueblo español en las elecciones generales, que también ha de analizarse y tenerse en cuenta, ya que nos dirá alto y claro lo que se piensa en España sobre la independencia de una parte de su territorio. Si de lo que se vote en Catalunya y luego en España, sale una hoja de ruta hacia alguna parte: mejor. Si es hacia ningún sitio: recemos, porque ya nada va a ser igual que antes y todos acabaremos perdiendo.
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