La noticia de que el Tribunal Constitucional había puesto el veto al referéndum no pactado sobre la soberanía de Cataluña no creo que haya sorprendido a casi nadie, salvo a los pocos que pensamos que nos encaminamos contra una pared de granito con la que nuestro AVE catalán se va a estrellar sin remedio causando una mortandad inasumible.
Abundando sobre el tema, esta mañana, al ver el vídeo de Gabilondo titulado "al borde del abismo" me he sentido igual que el muy buen periodista vasco. Es decir, en la tesitura de volver a escribir, una vez más, sobre un tema en el que existe una gran irresponsabilidad política ya que quienes nos representan democráticamente y los poderes fácticos que los sustentan dejan pasar los días, los meses y hasta los años, mientras se toman decisiones judiciales que no llevan a ninguna parte.
Estas comparten protagonismo con incendiarias declaraciones independentistas en sentido opuesto, a las que nadie quiere encontrar una vía de salida pactada que pueda colocar "el procés" en vía muerta y, aun mejor, en la vía vasca que los nacionalistas del PNV y los socialistas vascos han descubierto "milagrosamente".
Por lo que parece, aquí de lo que se trata es de que los Magistrados del Constitucional aprieten la clavijas a los independentistas con representación parlamentaria, éstos respondan quemando fotos o haciendo referéndums excluyentes y después actúen las fuerzas de seguridad del Estado, los Mossos y hasta el Ejército si fuera menester.
Y tras eso ¿qué? ¿Convertir Barcelona en otra Alepo? Oiga, ¿y por qué no empiezan por estudiar si lo del concierto vasco y navarro es también bueno para Cataluña y merece la pena aplicarlo para luego entrar en otras vicisitudes? ¿O es que, de repente, los peneuvistas se han vuelto españoles por inspiración divina?
¡Vamos hombre, ya está bien! ¡Déjense de perder el tiempo y tengan un mínimo de vergüenza! ¡Y póngase a trabajar...!
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