Pacto entre el PSOE y Sumar mientras el Consell de la República pide bloquear la investidura

El presidente del gobierno en funciones y candidato a la investidura, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta en funciones y líder de Sumar, Yolanda Díaz, comparecían ante los medios de comunicación, sin preguntas de los periodistas, para anunciar que habían llegado a un acuerdo de reedición del gobierno de coalición para los próximos cuatro años. Aparentemente se les veía encantados de anunciar los dos juntitos la buena “nueva”.  Lo hacían sin tener atados los acuerdos con los independentistas, especialmente con el partido de Puigdemont, que en los últimos días había estado más beligerante.

El acuerdo de gobierno incluye, como pedía Sumar, la rebaja de la jornada laboral, que el próximo año pasaría de las 40 horas semanales actuales a 38,5. La reducción se iría aplicando a lo largo del mandato hasta llegar a las 35. La mejora del despido, la carta social europea, la aprobación de una ley para establecer un máximo en las listas de espera de la sanidad pública, la aprobación de permisos remunerados para la conciliación familiar o la ampliación de los permisos retribuidos. Otras de las propuestas es un plan de choque contra el desempleo juvenil. Más viviendas públicas y una reforma fiscal para que la banca y las empresas energéticas contribuyan en el gasto público. El acuerdo contempla la transición ecológica y una economía verde.

Tras el rechazo de la mayoría de la ciudadanía por la posible amnistía, la concesiones a los independentistas y la vuelta al pacto con los podemistas reconvertidos en Sumar, el PSOE ha querido mostrar que en la próxima legislatura, si se llega a plasmar, el Ejecutivo apuesta fuertemente por las políticas sociales, con el objetivo de contentar a la gente y que se olvide de los pactos y demás. Pedro Sánchez no cuenta con que las personas tienen memoria, que es la segunda vez que no cumple su palabra, más bien hace todo lo contrario, y que no se lo van a perdonar.

Para aguarle la alegría a Sánchez y Díaz, unas pocas horas más tarde se daban a conocer los resultados de la consulta que habían realizado a las “bases” el Consell de la República a petición de un miembro de la misma - hay que recordar que días atrás Puigdemont había instado a la disolución del Consell, con bastantes críticas de las bases, Quizás se olía lo que le venía encima -. La participación no ha llegado al 5%,  el censo es de 90.484 y han votado 4.021 personas. El 74,9% de los votos ha sido favorables a que los partidos independentistas  bloqueen la investidura de Pedro Sánchez y un 24,9% que no. Una participación muy baja que quiere imponer sus resultados a los partidos de Puigdemont y Junqueras.

¿Que va hacer Puigdemont? Dos cosas: aceptar los resultados, porque él ha utilizado al Consell cuando le ha convenido, o pasar de ellos y apoyar la investidura de Pedro Sánchez. Esta última opción, si finalmente optara por ella, le llevaría a que lo consideraran un traidor, calificativo que le molesta mucho, aunque él lo haya aplicado con otros colegas.

Pedro Sánchez estará este miércoles en Bruselas como presidente del país que preside la UE. ¿Se verá con Carles Puigdemont y este jugará esa baza delante de sus “seguidores”? Queda medianamente claro que si el candidato socialista no tuviera los votos atados no habría anunciado su pacto con Sumar. O quizás porque conoce la posición de Puigdemont anuncia toda una batería de políticas sociales para ir preparándose la campaña electoral de cara a unas nuevas elecciones en enero, solo hay estas dos posibilidades. Hay que esperar dos días para conocer el desenlace final de “consiguiendo votos para investir a Pedro Sánchez”. Por cierto no hay que olvidarse de lo que finalmente decida Pablo Iglesias , el jefe en la no tan sombra de Podemos. Lo hará por boca de Belarra y Montero, y quieren dos ministerios.