jueves, 10 de julio de 2025 18:38
Opinión

Los políticos en el Congreso hablan para ellos y se olvidan de la ciudanía

Carmen P. Flores
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Directora de Pressdigital

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Todo llega y también pasa. Es la lógica del tiempo de la vida diaria. El reloj no se detiene (salvo que se estropee) y la acción política es como un reloj que va marcando los acontecimientos, aunque en ocasiones algunos manipulen las manecillas para situarlas donde quieren. Es lo que ha sucedido este miércoles, en el que el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, comparecía en el Congreso para explicar a sus señorías las medidas que el gobierno piensa poner en práctica para atajar la corrupción que en estos momentos afecta al PSOE, a su gobierno y a otros partidos.

La comparecencia del presidente Sánchez despertaba interés por varias razones: por conocer el contenido de esas propuestas; por la reacción de los partidos que le dan apoyo en la legislatura y algunos esperaban que se lo retirara; por conocer la intervención del líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, y ese “giro” al centro; y la intervención del incendiario Abascal de Vox. Finalmente, porque muchos pensaban que Sánchez saldría derrotado, cosa que de momento no ha sucedido. Ya lo decía Camilo José Cela: “Lo malo de los que se creen en posesión de la verdad es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan ni una.”

El presidente del gobierno, que es evidente que está muy tocado anímicamente (políticamente también), empezaba diciendo que se había planteado dimitir, pero después de reflexionar consideró que no era una opción. Por ello, ha presentado un plan nacional de lucha contra la corrupción que tiene 15 puntos que ha ido explicando a lo largo de sus 45 minutos de intervención. ¿Es válido el plan, en el que ha “colaborado” la OCD? En principio, todos son buenos, si se llegan a aplicar. ¿Pero es que no existen ya organismos, instituciones que lo hagan? Es evidente que sí, pero parece que no funciona, no hacen bien su trabajo, no tienen credibilidad. De lo que se trata es de duplicar, crear otro organismo, realizar más inversiones y dar la sensación de lo importante que es el nuevo organismo que servirá “para cazar a los corruptos y los corruptores”. Lo tienen claro. La pregunta, como siempre, es: ¿quién controlará a los controladores? Pero algo había que presentar para acallar a los partidos amigos... Decía Montesquieu que “Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder.”

¿Qué han dicho algunas de las formaciones políticas? El líder del PP ha salido como un terremoto, con pocas propuestas, pero con la escopeta cargada disparando directamente a Sánchez donde más le duele: su familia y sus amigos de “confianza”, Cerdán, Ábalos y Koldo, el trío manos largas, y el penúltimo en darle un disgusto horas antes del Comité Federal, su amigo Salazar, acusado de acoso sexual por varias compañeras. Feijóo ha estado muy duro y faltón. Una actitud alejada de la centralidad que dice del “nuevo PP” que lo ha aupado en el cargo por el 99,24%. Un resultado a la búlgara. Su discurso parecía competir con el de Abascal.

Mientras que Abascal, el líder de Vox, en su línea de insultos, su campaña contra los inmigrantes, a los que trata de chorizos y que deportará como su amigo Trump, ese que quiere imponer aranceles a España. Cuando terminó su intervención, Abascal se marchó del hemiciclo y no volvió a su escaño. Dicen que se tomó un café y desapareció. Muy trabajador. Decía el escritor Miguel Delibes que “Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad.”

La vicepresidenta, Yolanda Díaz, que intervenía como Sumar, en un tono mitinero, y dejando caer como el que no quiere la cosa, decía que de los 15 puntos del plan contra la corrupción, 10 son los que ha aceptado Sánchez. Díaz ha querido marcar perfil propio para contentar a sus electores y buena parte de la coalición. Le enviaba un recado a Sánchez si no cumple.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, quien por cierto ha mejorado mucho como parlamentario, ha realizado una buena intervención, con mensajes a los de Junts (no pierde la ocasión de hacerlo) y apoyo a Sánchez, pero con la advertencia de que si salen más informaciones de la trama Koldo, y si no son solo tres pringados los que lo han hecho, tendrá que convocar elecciones.

En resumen, Sánchez ha salido de la sesión mejor de lo que se esperaba, puede irse ya de vacaciones. Ahora bien, la espada de Damocles la sigue teniendo sobre su cabeza y es posible que las vacaciones no vayan a ser tan tranquilas como algunos les dice.

Como sus señorías se van de vacaciones, los líderes de cada partido deberían reflexionar y para septiembre, cuando vuelvan a su “tajo” del Congreso, pidan a sus compañeros que dejen de insultar, de montar esos números que tan mala imagen dan a los ciudadanos. Que dejen de utilizar el “y tú más”, porque solo hablan para ellos y no para los ciudadanos que están indignados.

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