Las universidades privadas lideran en satisfacción; las públicas, a la cola
Una encuesta a 35.000 jóvenes revela que los alumnos de la privada están un 9% más satisfechos con su centro que los de la pública
Las universidades privadas gozan de una mayor valoración por parte del alumnado español, mientras que las instituciones públicas acaparan las críticas más severas. Esta es una de las principales conclusiones que se desprenden de una investigación reciente sobre la percepción de los estudiantes universitarios en España, realizada a lo largo del último curso académico.
El estudio, elaborado por Lab4Future y Wuolah, analiza la experiencia universitaria desde el punto de vista de los propios estudiantes y pone sobre la mesa diferencias sustanciales entre ambos modelos de educación superior. La atención al alumno, los recursos tecnológicos y la calidad de la enseñanza práctica aparecen como los puntos más destacados en los centros privados, donde los estudiantes se declaran, en general, más satisfechos.
Una experiencia desigual
Las diferencias no se limitan a los medios disponibles o a la atención personalizada. Los alumnos de centros públicos señalan también la falta de orientación y la sensación de estar desatendidos en etapas clave de su formación. A esto se suma la percepción de una enseñanza excesivamente teórica y una escasa conexión con las necesidades del mundo laboral.
Por el contrario, quienes estudian en universidades privadas destacan la cercanía del profesorado, una oferta académica más conectada con el empleo y una mayor flexibilidad en sus programas. Esta percepción contribuye a generar un vínculo más positivo con su experiencia universitaria.
Falta de orientación y decisiones a ciegas
Uno de los elementos que más preocupa entre los jóvenes universitarios es la falta de orientación previa. Muchos de ellos reconocen haber comenzado su carrera sin una idea clara sobre su vocación o sin haber recibido información suficiente para tomar una decisión meditada. Esta carencia, apuntan, tiene consecuencias directas en la motivación, el rendimiento académico e incluso en la tasa de abandono.
A pesar de estas dificultades, la mayoría de los estudiantes afirma que volvería a elegir su centro y su titulación, lo que refleja una cierta fidelidad hacia su decisión, aunque no exenta de matices.
¿Qué mueve a los estudiantes?
La vocación sigue siendo el principal motor a la hora de elegir carrera. Le siguen factores como la salida laboral y las posibilidades de especialización. En cambio, cuando se trata de elegir universidad, pesan más los aspectos logísticos: la cercanía al domicilio familiar y la facilidad de acceso son determinantes por encima incluso de la calidad académica.
Esta decisión práctica responde a realidades económicas y personales, pero también revela una falta de información y herramientas que permitan a los jóvenes explorar todas las opciones con mayor libertad y criterio.
Qué cambiarían los estudiantes
Los propios universitarios han lanzado propuestas concretas para mejorar el sistema: una revisión del modelo de evaluación centrado más en la práctica y en el pensamiento crítico; una mayor homogeneidad entre universidades de diferentes comunidades autónomas, que denuncian por las grandes diferencias en contenidos y exigencia; y una actualización de los planes de estudio que incorpore competencias útiles para la vida cotidiana y el entorno digital.
También piden más espacios para la creatividad, el emprendimiento y el desarrollo personal, y una mayor inversión en orientación académica y profesional desde los primeros cursos.
Una universidad en transformación
La educación superior en España se encuentra en un momento de cambio. Las demandas de los estudiantes reflejan un deseo de adaptación a una realidad que ya no se mide solo por notas o títulos, sino por experiencias, habilidades y preparación para un mundo cada vez más complejo.
Más allá de las cifras, lo que emerge con claridad es una petición de mejora profunda en el sistema universitario: una universidad que escuche más, que se acerque a la realidad de sus alumnos y que prepare mejor para el futuro. Porque la universidad, dicen, no solo debe enseñar, sino también acompañar, orientar e inspirar.
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