La UICN alerta: casi la mitad de los tesoros naturales del planeta están en riesgo creciente
Un nuevo informe global de La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) revela un deterioro alarmante en la conservación de los sitios naturales del Patrimonio Mundial. El cambio climático y las especies invasoras lideran las amenazas que ponen en jaque a la biodiversidad del planeta.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha encendido todas las alarmas: el 43% de los lugares naturales declarados Patrimonio Mundial se encuentran hoy bajo amenaza directa. La cifra, que equivale a 117 de los 271 sitios reconocidos por la UNESCO, marca un salto de diez puntos porcentuales en apenas cinco años, un ritmo de deterioro que preocupa a los expertos.
El informe, titulado “Perspectiva del Patrimonio Mundial 4”, no es un documento más. Se trata de la evaluación más exhaustiva jamás realizada sobre el estado de conservación de los ecosistemas naturales más emblemáticos del planeta, desde los arrecifes australianos hasta las selvas africanas, pasando por parques nacionales y reservas que simbolizan el equilibrio ambiental global. Su mensaje es claro: la degradación del patrimonio natural se acelera, y los esfuerzos actuales son insuficientes para detenerla.
Un diagnóstico que revela una tendencia alarmante
Basado en cuatro ciclos de evaluación realizados entre 2014 y 2025, el informe de la UICN permite por primera vez trazar una línea de tiempo del deterioro ambiental a escala global. Los resultados muestran un panorama inquietante: la proporción de sitios con una conservación “favorable” ha descendido del 62% en 2020 al 57% en 2025, lo que refleja una pérdida constante de resiliencia en entornos que, en teoría, deberían estar protegidos de la presión humana.
Los expertos destacan que esta tendencia no es homogénea. Las áreas reconocidas por su alta biodiversidad o por albergar especies endémicas son las que sufren un impacto más fuerte. En estos casos, el cambio climático actúa como catalizador de otras amenazas: la expansión de especies exóticas, la propagación de enfermedades o la alteración de hábitats críticos.
La UICN recuerda que “los ecosistemas más frágiles son los que primero reflejan el impacto de la crisis climática” y advierte de que las consecuencias de su pérdida “repercutirán directamente en el bienestar humano, la seguridad alimentaria y la estabilidad climática global”.
El cambio climático y las especies invasoras, una combinación letal
El cambio climático se consolida como la amenaza más extendida en la conservación del patrimonio natural. Según el documento, sus efectos —olas de calor, sequías prolongadas, incendios, blanqueamiento de corales o deshielo— afectan ya a casi la mitad de los sitios protegidos.
A esta presión se suma la proliferación de especies exóticas invasoras, que inciden en el 30% de los espacios naturales evaluados. Estas especies alteran ecosistemas enteros, compiten con la fauna y flora autóctona y pueden cambiar de manera irreversible el equilibrio ecológico.
El informe también alerta sobre el aumento drástico de enfermedades en fauna y flora silvestres, un fenómeno que ha pasado del 2% de afectación en 2020 al 9% en 2025. La UICN advierte que estos factores están “interconectados” y que “se intensifican con el cambio climático”.
En palabras del informe, “predecir y prevenir estos impactos en cascada es crucial, no solo para los ecosistemas, sino también para la salud humana”. La organización insiste en que el cambio climático no solo altera paisajes, sino que provoca un efecto dominó que multiplica las amenazas preexistentes.
Turismo y presión humana: cuando la admiración se convierte en riesgo
Otro factor de preocupación es el turismo insostenible, que la UICN identifica como la tercera amenaza más extendida. Aunque millones de personas visitan cada año los lugares declarados Patrimonio Mundial, la organización advierte que el impacto acumulado de las actividades turísticas, si no se gestionan de forma responsable, puede generar un daño irreversible.
El turismo masivo contribuye a la erosión de suelos, la contaminación de aguas, la degradación de hábitats y el aumento de residuos, además de provocar la alteración de comportamientos animales por el contacto constante con humanos.
La UICN subraya la necesidad de adoptar modelos turísticos sostenibles y regulados, que garanticen tanto la experiencia de los visitantes como la protección de los ecosistemas. “No se trata de cerrar estos lugares al mundo, sino de gestionarlos con inteligencia para que sigan existiendo”, señala el informe.
Retrocesos y esperanzas: los ejemplos que demuestran que la conservación funciona
Pese al escenario global adverso, el estudio también recoge casos de éxito que demuestran la eficacia de la inversión y la cooperación local. Trece sitios mejoraron sus perspectivas de conservación entre 2020 y 2025.
Entre los avances más notables se encuentran la Reserva de Fauna de Dja (Camerún), los Parques Nacionales de Salonga y Garamba (República Democrática del Congo) y el Parque Nacional de Niokolo-Koba (Senegal). En todos estos casos, la mejora se atribuye al fortalecimiento de las estrategias contra la caza furtiva, la implicación de las comunidades locales y la recuperación de especies clave.
Para la UICN, estos ejemplos son una muestra de que “la inversión focalizada y la participación local funcionan”. Los resultados, aunque puntuales, prueban que las políticas adecuadas pueden revertir años de deterioro y construir modelos sostenibles de conservación.
Gestión, financiación y cooperación internacional: los pilares de la solución
El informe pone de relieve un desafío estructural: solo la mitad de los sitios naturales del Patrimonio Mundial cuenta con una gestión y protección realmente efectivas. Además, uno de cada siete (15%) se encuentra en una situación de alto riesgo por la falta de financiación sostenible.
Esta carencia compromete la capacidad de respuesta ante las amenazas actuales y futuras. “La falta de recursos y de planificación a largo plazo pone en peligro la resiliencia de los ecosistemas y la supervivencia de especies únicas”, advierte la UICN.
Por ello, el organismo internacional insta a los gobiernos, donantes y socios internacionales a incrementar la cooperación, reforzar la financiación y establecer alianzas de gestión más sólidas. La conservación, señala el informe, no puede depender de esfuerzos aislados, sino de una estrategia coordinada y sostenida en el tiempo.
Una llamada urgente a la acción global
El mensaje de la UICN es inequívoco: el tiempo para revertir la pérdida del patrimonio natural se agota. Si las tendencias actuales continúan, los próximos diez años podrían marcar un punto de no retorno para muchos de los lugares más valiosos de la Tierra.
El informe concluye con una advertencia que resume su espíritu: “Proteger el patrimonio natural del planeta no es un lujo, sino una necesidad. De su conservación depende el equilibrio ecológico, la estabilidad climática y, en última instancia, la supervivencia humana”.
Escribe tu comentario