La procedencia de las calorías es más importante que la cantidad
Un estudio afirma que algunas calorías son más dañinas que otras. La misma cantidad de calorías puede ser perjudicial o beneficiosa según el alimento.
Una alimentación saludable es algo más que estar atento a las calorías.
Una dieta equilibrada no es simplemente un juego de números, ya que una nueva investigación demuestra que el origen de las calorías es más importante que la cantidad.
El estudio, publicado en 'Obesity Reviews', revela que las calorías que se encuentran en las bebidas azucaradas, como los refrescos, pueden ser particularmente perjudiciales para nuestra salud.
Por ejemplo, el equipo de 22 investigadores, que se reunieron de diferentes universidades de EEUU, revelan que a pesar de contener la misma cantidad de calorías, una lata de un refresco azucarado es mucho menos saludable que una patata mediana, que es alta en almidón.
Mientras que la primera puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, la segunda es rica en fibra y potasio, lo que ofrece una gran cantidad de beneficios nutricionales.
"Las calorías de cualquier alimento tienen el potencial de aumentar el riesgo de obesidad y enfermedad cardiometabólica porque todas las calorías pueden contribuir directamente al balance positivo de energía y al aumento de grasa", dice el estudio.
"Sin embargo, varios componentes o patrones dietéticos pueden promover la obesidad y la enfermedad cardiometabólica por mecanismos adicionales que no están mediados únicamente por el contenido calórico."
Aunque consumir cierta cantidad de calorías provenientes de bebidas endulzadas con fructosa y jarabe de maíz alto en fructosa podría aumentar los riesgos de enfermedad cardiaca o accidente cerebrovascular, consumir la misma cantidad de calorías de fuentes como el yogur y el queso en realidad podría tener el efecto opuesto y reducir los riesgos, afirma el estudio.
La investigación también destaca las diferencias entre los alimentos que contienen cantidades iguales de grasa.
Por ejemplo, comer alimentos ricos en grasas poliinsaturadas, como las semillas de chía y las nueces, puede reducir el riesgo de enfermedad, mientras que comer la misma cantidad de grasa saturada, como la que se encuentra en la carne roja, puede aumentar este riesgo.
La autora principal, la doctora Kimber Stanhope, bióloga de investigación nutricional de la Universidad de California, espera que la investigación arroje algo de luz sobre las inconsistencias en los consejos nutricionales:
"Esta revisión académica exhaustiva del corpus actual de investigación en nutrición es una valiosa contribución que puede mejorar el diseño de futuras investigaciones y centrar la atención en las áreas de investigación que pueden tener el mayor impacto en la ralentización de las epidemias de obesidad, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2".
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