jueves, 18 de abril de 2024 03:28
Opinión

Trabajadores y usuarios unidos por una sanidad pública

Ramón Montoya
Ramón Montoya

Este sábado una marea "vecinal" recorrerá el Baix Llobregat en protesta por el desmantelamiento de la sanidad pública que se está viviendo en esta zona y en todo el país.

Este sábado una marea "vecinal" recorrerá el Baix Llobregat en protesta por el desmantelamiento de la sanidad pública que se está viviendo en esta zona y en todo el país. A la protesta nos hemos unido otros colectivos, como somos los trabajadores de los centros sanitarios, ya que también sufrimos las consecuencias de la nefasta gestión presupuestaria de las administraciones públicas. Todos estamos implicados y afectados por unas decisiones que parecen dirigidas a dejar morir el servicio público más importante que tiene un país: la salud.

Soy enfermero en el Hospital de Bellvitge y veo con decepción como cada año uno de los mejores hospitales de todo el Estado, pierde camas, quirófanos, UCIs, profesionales y calidad asistencial. Los enfermeros somos los profesionales que estamos "en la brecha" y quizás los que más percibimos esta falta de recursos. Mis compañeros y yo intentamos con nuestro esfuerzo paliar las carencias con las que trabajamos: menos personal y menos tiempo para atender a nuestros pacientes y darles el servicio excelente que como ciudadanos se merecen. Los recortes hacen cada vez más difícil lograrlo.

No sólo los recursos, sino que las condiciones laborales con las que trabajamos siguen empeorando. Dejando de lado las reducciones salariales sufridas en los últimos años, la precariedad es cada vez más alta. En el Hospital de Bellvitge, el primer cuatrimestre del 2014, el 87,53% de los contratos realizados fueron de un tiempo igual o inferior a un mes. Estos profesionales son tratados de manera abusiva ya que muchas veces concatenan contrataciones de cortísima duración durante años. Se convierten en los "sustitutos habituales" y viven pendientes del teléfono, nunca saben si trabajarán o qué planta o especialidad deberán hacerlo.

En el Hospital de Bellvitge, además, faltan camas. Hay que decirlo así de claro. No puede ser que en 2009 hubiera 906 camas y que cinco años después no lleguen ni a 600. Cada verano, con los ya habituales cierres de temporada, hemos perdido 50 camas. ¿Qué está pasando? ¿Qué ya no tenemos enfermos?

Estas y otras actitudes de la Administración demuestran el poco interés que tienen por la sanidad pública. Entendemos que hay crisis, pero también vemos que no se están poniendo soluciones, no se están gestionando los recursos que sí tenemos de una manera correcta, no se está pensando en salvar la sanidad pública sino que se le está dejando morir. Señores, que ya no interesa la salud de la población? A nosotros sí nos interesa, y mucho. Así que todos juntos, trabajadores y usuarios, nos moveremos para defender nuestra sanidad pública, el próximo sábado y todos los días que sea necesario.

Ramón Montoya
Delegado de SATSE en el Hospital de Bellvitge

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