viernes, 29 de marzo de 2024 09:26
Opinión

Estado ¿De qué?

Lilia Cisneros Luján
Lilia Cisneros Luján
Periodista Mexicana

Hay conceptos rimbombantes sobre todo para quienes no tienen una idea clara de los alcances del mismo. Retóricamente suena bonito, interesante y hasta impactante hablar del Estado de Derecho.

Hay conceptos rimbombantes sobre todo para quienes no tienen una idea clara de los alcances del mismo. Retóricamente suena bonito, interesante y hasta impactante hablar del Estado de Derecho; pero ¿Sabía Usted que muchos tiranos o dictadores abundan en normas jurídicas escritas que legitimen al poderoso su actuar injusto? Con que las leyes estén organizadas, establezcan ciertos límites al gobierno, hayan sido aprobadas por un poder legislativo y sean del conocimiento público, ya estamos hablando de "Estado de Derecho" que casi siempre va de la mano del "estado democrático".

Sin embargo, las personas ?físicas o morales- lo que más anhelan es seguridad jurídica, certeza que se pierde cuando las leyes sufren demasiados cambios, son extremadamente abundantes -y por ende terriblemente complicado su cumplimiento- y su aplicación conlleva en sí misma la violación de derechos fundamentales.

¿Se ha enfrentado a cobros injustificados de servicios como luz o agua ?todavía como parte de la obligación gubernamental- que por el paso del tiempo han caído en el supuesto de prescripción de la acción de cobro y para CFE o SACMEX a resulta de algún párrafo en reglamentaciones administrativas menores le obligan a pagar por el ejercicio autoritario de presiones como el corte del servicio fundamental? ¿Cuántos adultos mayores que al ser excluidos de la posibilidad de un empleo deciden rentar alguna propiedad, se enfrentan luego al despojo de su patrimonio por "genialidades" como "la extinción de dominio" dado que quien se hospedaba era un mafioso encantador?

Si nos damos tiempo de leer los diálogos entre Sócrates y Critón cuando el primero estaba en la cárcel ateniense y el segundo se acercó a confirmarle que debía morir, podemos entender que no siempre el cumplimiento de la ley es justo.

Critón veía la gran injusticia de obligar a un hombre sabio, apacible y feliz, terminar suicidado como resultado de una sentencia legítima. Desde el inicio confiesa Critón que entró con sigilo mientra Sócrates dormía porque sobornó al guardia. Igual le hace saber que está en la posibilidad de salvarlo, pero la métrica de valores de ambos era distinta. El final de la cicuta lo conocimos desde la secundaria: La opinión de las mayorías había producido males, no pequeños, sino muy grandes y una de las víctimas fue Sócrates. En el cumplimiento de la sentencia había certidumbre pues se tenía pleno conocimiento del problema. Las alternativas de solución propuestas ?evitar la muerte- eran conocidas aunque no afines al pensamiento socrático. Para Critón la alternativa de mayor beneficio ?salvar la vida- no fue compartida por Sócrates quien escuchó educadamente las diversas propuestas de quienes deseaban salvaguardarlo[1][1].

Recuerdo que hace no más de 5 años varios vecinos nos embarcamos en una auténtica defensa de nuestro barrio, deteriorado hoy, no solo por la horrenda y pseudo-minimalista caja de cristal la cual alberga una librería costosa y que no vende nada, amén de haber sido la causa directa de la destrucción de la Iglesia de Conchita por la extracción de millones de litros de agua del subsuelo. Logramos reunir voluntades, todos estábamos de acuerdo, aun los que circulaban por nuestra calle nos animaban a seguir con la lucha. Invertimos nuestros ahorros ante el embate multimillonario de "relaciones públicas" de CONACULTA para desprestigiarnos y vencernos. Logramos una sentencia de amparo favorable pero; al final del día ganó ?basada en argumentos legítimos- la voluntariosa entonces directora pues el mismo tribunal que nos dio razón, luego nos la retiró.

Nuestro último acto fue un réquiem por el Estado de Derecho. Marchamos con el ataúd en hombros, en silencio y convencidos -al igual que lo hizo Sócrates entonces- que lo más valioso en la vida es la congruencia aun cuando ello implique que suframos amenazas, difamaciones y todo lo que es capaz de utilizar cualquier mafioso quien coludido con el poderoso, inicia la espiral de violación al propio Estado de Derecho[2][2].

Como podemos ver, el anhelo de esperanza, el convencimiento de que la realidad expresada en discurso corresponda con la verdad y la certeza que aun en ambientes de riesgo podemos tener protección jurídica, son muy antiguos, como lo son las limitaciones de quienes deben redactar las normas y luego cumplirlas, para evitar el miedo colectivo a lo incierto y lo imprevisible, como está ocurriendo a lo largo del territorio, ante lo cual la parte bestial del humano reacciona intentado defenderse con igual o mayor violencia que la que deseamos erradicar.

Una parte de mí se siente satisfecha, pues al parecer aun con el paso del tiempo alguien compartió mi idea de que el Estado de Derecho había agonizado; pero podríamos resucitarlo simplemente con el cumplimiento de un sistema de leyes que no debieran descalificare solo porque "no son modernas". Si el cumplimiento es demasiado complicado entones si, hay que legislar para simplificarlo pero, sin tirar a una fosa y quemar todo lo que ha sido el sustento jurídico de México evitando por cierto las "ocurrencias" con las que el ignorante llena su vacío de conocimiento.

______________________

[1][1] Critón "Ciertamente, tampoco es mucho el dinero que quieren recibir algunos para salvarte y sacarte de aquí. Además, ¿no ves qué baratos están estos sicofantes y que no sería necesario gastar en ellos mucho dinero? Está a tu disposición mi fortuna que será suficiente, según creo. Además, si te preocupas por mí y crees que no debes gastar lo mío, están aquí algunos extranjeros dispuestos a gastar su dinero. Uno ha traído, incluso, el suficiente para ello, Simias de Tebas??"

[2][2] Sócrates - Querido Critón, tu buena voluntad sería muy de estimar, si le acompañara algo de rectitud; si no, cuanto más intensa, tanto más penosa. Así pues, es necesario que reflexionemos si esto debe hacerse o no. Porque yo, no sólo ahora sino siempre, soy de condición de no prestar atención a ninguna otra cosa que al razonamiento que, al reflexionar, me parece el mejor. Los argumentos que yo he dicho en tiempo anterior no los puedo desmentir ahora porque me ha tocado esta suerte, más bien me parecen ahora, en conjunto, de igual valor y respeto, y doy mucha importancia a los mismos argumentos de antes. Si no somos capaces de decir nada mejor en el momento presente, sabe bien que no voy a estar de acuerdo contigo, ni aunque la fuerza de la mayoría nos asuste como a niños con más espantajos que los de ahora en que nos envía prisiones, muertes y privaciones de bienes.

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