viernes, 19 de abril de 2024 21:13
Opinión

Lo que las tarjetas "opacas" ocultan

Roberto Laxe
Roberto Laxe

El asunto de las tarjetas "opacas" de Bankia, que permitieron a 83 altos ejecutivos de la ex Caja Madrid vivir a cuerpo de rey (literalmente) mientras las Cajas eran desmanteladas, oculta algo más que un asunto de corrupción a gran escala, el acto final del desmantelamiento y privatización de las cajas de ahorros.

El asunto de las tarjetas "opacas" de Bankia, que permitieron a 83 altos ejecutivos de la ex Caja Madrid vivir a cuerpo de rey (literalmente) mientras las Cajas eran desmanteladas, oculta algo más que un asunto de corrupción a gran escala, el acto final del desmantelamiento y privatización de las cajas de ahorros. Todo estalla cuando el nuevo director de Bankia, Jose Ignacio Goirigolzarri encarga una auditoria del periodo anterior, y para ello forma un equipo. Y quien es este sr, pues ni más ni menos que fue del BBVA, y trae consigo a gente de su confianza. El gobierno, todavía propietario de Bankia a través del FROB, encarga a la "zorra" guardar el "gallinero".

El sistema de Cajas de Ahorros del Estado Español, entidades "sin animo de lucro" decían, constituían el 50% del ahorro y tenían a su alrededor un sistema empresarial descentralizado, que permitía a muchos pequeños ahorradores, pymes y autónomos, tener una fuente de financiación que de alguna manera escapaba de la "lógica del beneficio" de las grandes corporaciones privadas.

En plena orgía neoliberal con FG y con Aznar se fomentó la bancarización de las Cajas de Ahorro, permitiéndoles abrir oficinas fuera de sus "ámbitos" de influencia, competir con los privados en productos de riesgo, etc. Es decir, actuaban como bancos pero no tenían acceso a la financiación y capitalización privada, la bolsa y las ampliaciones de capital. Mientras la economía fue sobre ruedas y las inversiones que se hacían eran rentables, había dinero para repartir entre todos, incluso para las Obras Sociales ?verdadera finalidad de las Cajas de Ahorro-.

Cuando estalla la crisis, mientras la banca privada recurre a "papa estado" vía rescate para financiar sus pérdidas, y sale a bolsa, es decir, a capitalizarse de forma "no orgánica" como dice la heredera del imperio Botin, Ana Patricia Botin, las Cajas no tienen estas opciones, al ser entidades sin ánimo de lucro, estatales. Por otro lado, al estar en el objetivo de la banca privada hacerse con las Cajas, su rescate no era una opción; había que devaluarlas hasta dejarlas convertidas en mercancías baratas. El FROB fue la forma legal que adopto esta devaluación, que incluía despidos masivos, perdidas de condiciones laborales, etc.

Para sustituir esta limitación los ejecutivos de las Cajas inventaron esa estafa masiva que fue la venta de "preferentes y subordinadas". La inevitable quiebra de las Cajas dio el argumento que necesitaban para lanzarse sobre ellas: por ejemplo, Novagalicia, que era por volumen de negocio y tamaño la quinta caja del estado, fue vendida a un banquero venezolano por 400 millones de euros, que va a pagar con los beneficios. Otras fueron peor vendidas o en el mejor de los casos se han transformado en Bancos, como la Kutxabanc o la Caixa Banc, herederas de la BBK y la Kutxa, y de la Caixa d'estalvis de Barcelona, respectivamente.

Al final, el sistema de Cajas de Ahorro del Estado Español ha desaparecido prácticamente, siendo privado ya el más del 80% del ahorro y el crédito.

Bankia y la compra de voluntades

Por su tamaño, Caja Madrid era la "joya de la corona", todos se la disputaban y se la disputan. Pero aquí se entrelazan la política de los sucesivos gobiernos del PSOE y del PP con el carácter "subvencionado" del capitalismo español, especialmente, el llamado capitalismo "castizo" que vive de su proximidad al aparato del estado ubicado en Madrid.

Caja Madrid tiene los mismos problemas que las demás; pero es la Caja "de" Madrid, no "cualquier" caja de "provincias". Es la caja de ese capital "castizo". En su crisis se combinan dos elementos muy contradictorios; por un lado, la necesidad de la banca privada de hacerse con esa "joya de la corona", por otro, la necesidad del capital "castizo" de contar con un banco "propio" que enfrente el poderío del sistema financiero catalán, Caixa Banc y Banco Sabadell, o a los muy internacionalizados BSCH y BBVA. Constituir Caja Madrid en un Banco fue prioritario; surge aquí el proyecto Bankia, que en principio debía incorporar a la CAM (Valencia) y a Caixa Galicia; la resistencia de la burguesía gallega impide que ésta se integre en el proyecto.

Un proceso de venta de un gigante como éste, cuyo rescate ha costado 22 mil millones de euros ?aproximadamente lo que el gobierno recorta en educación-, no puede hacerse con consejeros y ejecutivos hablando, criticando y sacando a la luz todos los trapos sucios; sus bocas tienen que estar bien cerradas. Y que mejor manera de cerrarlas, que con tarjetas "opacas" a libre disposición. Una "omertá" sin muertos. La "compra de voluntades" es el sistema que Blesa ?el inefable Blesa, que es capaz de imponer una sentencia demencial al juez que intentó encarcelarlo- establece en Caja Madrid/Bankia.

Renacionalizacion y rendición de cuentas

Lo que los sucesivos gobiernos españoles, con la ayuda de los autonómicos, han hecho al sistema de cajas de ahorro españolas es, como se dice, "de juzgado de guardia". Fue desmantelado consciente y alevosamente a base de modificaciones legales con el consenso de todos, y lo estamos pagando la población trabajadora española de dos maneras, una, directa, sacando el dinero de nuestros bolsillos vía impuestos indirectos (IVA, gasolinas, etc.) y recortes en los servicios públicos para reflotarlas con el objetivo de venderlas al mejor postor, dos, entregando al capital privado el ahorro y el trabajo de la clase obrera que se paga a través de los intereses de los préstamos.

Mientras las cajas de ahorro eran estatales, ese dinero volvía de alguna manera a la sociedad vía Obras Sociales, y tenían que esconder los repartos de beneficios entre los consejeros de las Cajas de las maneras más diversas, como las "tarjetas opacas" o "dietas para reuniones". Ahora con la privatización de todas ellas, ese dinero se va a engrosar las cuentas corrientes de los accionistas privados, sea este individual o colectivo, sin trampa ni carton. De las Obras Sociales, ni se acuerdan.

Lo acontecido con las "tarjetas opacas" es un caso más, especialmente sangrante por que se produjo cuando todos ellos exigían, o pactaban como los sindicatos, austeridad y recortes: por ello los que se llevaron el dinero y los responsables políticos que lo permitieron, deben rendir cuentas ante la ciudadanía. Pero no podemos dejar el tinglado como lo han construido, lo que hay que revertir es el desmantelamiento de la banca publica en el Estado Español, renacionalizando el sistema de cajas.

A estas alturas de la vida esta exigencia no puede pasar más que por la nacionalización de todo el sistema financiero puesto bajo control social que no repita los esquemas de las antiguas cajas, en realidad y como se ha demostrado, un nido de empresarios, cargos políticos y burócratas sindicales perfectamente corrompibles. El control social solo puede ejercerse por los trabajadores y las trabajadoras a través de sus asambleas, y por los vecinos/usuarios agrupados en asambleas populares.

De ésta manera, el dinero atesorado por las entidades financieras nacionalizadas podrá ponerse al servicio del financiamiento de infraestructuras y la reconstrucción de los servicios devastados por decenios de desmantelamiento neoliberal. Esta claro que ni la UE, que es en realidad una Unión de Banqueros Europeos, ni los gobiernos respectivos adoptarán medidas semejantes, solo se puede confiar en la movilización social para imponerlo.

Galiza, 14 de octubre de 2014

Roberto Laxe

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