sábado, 20 de abril de 2024 05:19
Opinión

EL 11 DE SEPTIEMBRE Y EL PROCESO CATALAN

Francesc Granell
Francesc Granell
Catedrático de la Universidad de Barcelona,Creu de Sant Jordi

Tras la decisión del Parlament de Catalunya de declarar el 11 de septiembre "Diada Nacional de Catalunya" en 1980 se ha ido reafirmando oficialmente la celebración de tal fecha como una cita reivindicativa cuya primera celebración se había producido en plena exaltación romántica en 1886. Con el tiempo, sin embargo, se ha ido agrandando la diferencia entre lo que el 11 de septiembre fue y el significado que ahora se le quiere dar por los independentistas catalanes.

Tras la decisión del Parlament de Catalunya de declarar el 11 de septiembre "Diada Nacional de Catalunya" en 1980 se ha ido reafirmando oficialmente la celebración de tal fecha como una cita reivindicativa cuya primera celebración se había producido en plena exaltación romántica en 1886. Con el tiempo, sin embargo, se ha ido agrandando la diferencia entre lo que el 11 de septiembre fue y el significado que ahora se le quiere dar por los independentistas catalanes.

El 11 de septiembre de 1714 no significó ninguna España contra Cataluña sino el fin de una Guerra Europea cuyo reflejo en España llevó a que los Vascos y Navarros que respetaron su juramento de fidelidad a Felipe V vieran confirmados sus fueros mientras que los Catalanes, valencianos o aragoneses que inicialmente juraron fidelidad a Felipe los perdieron por alinearse con el pretendiente austriaco que los dejó tirados cuando tuvo la opción de heredar el imperio austriaco.

Un elemento de esta tergiversación histórica es la referida a la figura de Rafael Casanova, último Conseller en Cap antes de que la resistencia austracista cediera al impulso de las fuerzas borbonistas el 11 de septiembre de 1711.

Asociar a Casanova con la pretensión de una Catalunya independiente traiciona lo que dijo el Conseller en Cap de Barcelona en su proclama del propio 11 de septiembre de 1714, cuando decía "Se hace saber a todos que la deplorable infelicidad de esta Ciudad en la cual hoy reside la libertad de todo el Principado y de toda España? y confiamos que todos, como verdaderos hijos amantes de la libertad, acudirán a los puestos señalados, a fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España".

Deducir de estas palabras que Casanova luchaba por la independencia de Catalunya es, pues, una invención que se ha visto fomentada en los últimos meses tras la Sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto Maragall y por la presión de algunos partidos y grupos sociales aprovechando el "Tricentenario" y las fricciones de gobernanza Moncloa-Generalitat. Con esto ,entiéndaseme bien,, no pretendo negar que Casanova prefería una España descentralizada a lo austracista que una España centralizada a lo borbonista como se impondría con el "Decret de Nova Planta".

El independentismo catalán merece todo mi respeto pero no debería basarse en reinterpretaciones erróneas de la historia real de este país y de las relaciones de Catalunya con el resto de España.


Francesc Granell
Catedrático de la Universidad de Barcelona,Creu de Sant Jordi

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