Cuando Stevenson publico" El extraño caso del Doctor Jekyll y el señor Hyde" en 1886 no podía sospechar que su personaje pudiera revivir en pleno siglo XXI.
Gracias a las llamadas "redes sociales" contemplamos a diario desdoblamientos de personalidad que, curiosamente, suelen coincidir a menudo con damas y caballeros públicos que salen por peteneras con mensajes intolerables para, cuando vuelven a su ser normal, piden disculpas.
Abducidos por la inmediatez de las redes se lanzan a la piscina soltando improperios a sus oponentes políticos o escribiendo 140 caracteres de bobadas. Tal vez, por su condición de actor, Toni Cantó, acostumbrado a vivir personajes ajenos, es uno de los más celebrados.
Las salidas de tono del diputado Cantó no pasan, a mi modesto entender, de anécdotas si las comparo con algunos miserables Hyde que hoy, cuando el dolor llenaba el día de Santiago por el accidente en Galicia, han plasmado en las redes su mala baba culpando a los recortes del accidente.
Como Mr. Hyde, sacan estos bichos lo peor de sus almas y en lugar de rezar, si saben, mantener un silencio o donar su sangre, como han hecho miles de gallegos.
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