Por fin, dirían algunos, ya ha pasado el 27S y ahora vienen las consecuencias de los resultados: un país dividido en dos, con lo que eso significa para la convivencia, un presidente irresponsable que ha encabezado la desobediencia y la división, pero que posiblemente no va a poder disfrutar de su triunfo y no va a ser el nuevo presidente porque “los suyos”, con la ayuda de la CUP, no van a dejar que lo sea. ERC no quiere que se le siga vinculando con la corrupción de CDC y con Mas y sus recortes sociales, ¿o sí?
La CUP ya ha dicho públicamente que no lo votará como presidente y CDC no está dispuesta a dejarle el cargo a Oriol Junqueras y mucho menos al comunista "reconvertido” en independentista. La guerra interna de la lista independentista solo acaba de empezar y se prevé larga, con navajazos y con “muertos” políticos. Ya lo iremos viendo… Y todo eso con el cabreo que tienen los históricos de de la calle Córsega por haber quedado fuera de la lista y sin posibilidades de entrar en el nuevo govern.
Lo grave del tema es que los de Junts pel Sí se han puesto las orejeras y actuar como si toda Catalunya fuera independentista y sólo son el 47,7%, que son muchos, pero los otros siguen siendo más…
Posiblemente, lo que pretenden los del discurso único es que lo que no han conseguido en las urnas, lo consigan con el miedo y todos los que no profesan “independentismo” sean apestosos españoles, que deben reconvertirse y juren lealtad y sumisión a los “mejores”, como sucedió en la España de los Reyes católicos con judíos y árabes. Pero los tiempos no son los mismos y los que no están de acuerdo con los independentistas, ni son judíos, ni árabes - aunque a los nuevos árabes los ha reconvertido el monárquico marroquí Àngel Colom, sabemos cómo…- y están dispuestos a no pasar por el tubo, defenderse y defender sus derechos de ciudadanos de primera, no de segunda como tú y todos los del pensamiento único los están tratando, con lo cual, president en funciones, el problema es muy grave…
Pero como no estará para verlo, debe pensar que “el que venga detrás que lo arregle”. Qué triste terminar una carrera política y pasar a la historia como el president que dividió a Catalunya en dos y no por su gestión que ha sido no mala, sino pésima…
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