¿ADIÓS ESPAÑA?

Desde luego con mi voto no. Siento un profundo respeto por quienes de un forma honesta y desinteresada defiende la independencia de sus ideas, de su familia o de su país, pero ninguno por aquellos otros que robando a sus conciudadanos les engañan y pretenden eludir la ley y la justicia que ha de ser igual para todos.

Lo que acaba de aprobarse en el Parlamento de Catalunya tiene dos versiones independentistas completamente distintas. Una, la de los que quieren irse de España huyendo de los jueces que, sí o sí, han de sentenciarles por sus tropelías financieras y ojalá los condenen ejemplarmente; y la otra, la de quienes desde posiciones de ideología personal y política consideran que Catalunya "solo" es suya y que hay que tomar el camino de en medio para conseguir una independencia unilateral. Ambos, no se saltan la legalidad vigente, por razones completamente distintas.

Frente quienes han buscado, con todas las consecuencias, el enfrentamiento con el Estado y el enfado y la tristeza de quienes no compartimos sus intenciones, se encuentra, en primer lugar, el gobierno español que buscará la vía judicial y también la penal para cortar este golpe de Estado, no olvidemos esta última que conlleva consigo muchos años de cárcel para los sediciosos si se les condena, y luego los que aquí vivimos que somos los que vamos a sufrir como catalanes no independentistas las graves consecuencias que van a derivarse de esta pelea entre instituciones y sobre todo entre políticos mediocres que han tenido todo el tiempo del mundo para ponerse de acuerdo y que lo han derrochado de forma insensata y temeraria. Al resto de los españoles lo que ha pasado les indignará o no, pero los que lo vamos a pagar incluso dentro de nuestras propias familias, seremos los que aquí estamos y tenemos nuestro día a día en Catalunya. Esperemos, que ahora por fin, sí se tenga en cuenta.