Al President en funciones y aspirante a continuar, Artur Mas, le gusta siempre utilizar algún símil marinero, para expresar mejor sus intenciones, revestido, eso sí, de misterio y en su discurso del debate de investidura que ha realizado ante sus señorías en el Parlamento, no podía faltar. Ha hablado de un viejo proverbio chino, “no puedes dirigir el viento, pero si las velas de tu barco”, invitando a los necesarios votantes de la CUP a subirse al barco, para llegar, digo yo, a ÍTACA. Pero al aspirante e hijo político de Pujol podría aplicársele aquello de “delfín que mucho salta, viento trae y calma espanta”.
Un discurso en el que parece que nunca ha formado parte del gobierno en el que ha estado casi treinta años ejerciendo el poder y al que se le conoce ya como los gobiernos del 3%. Nunca vio nada, ni escuchó y se enteró de lo que allí pasaba por los de medios de comunicación. ¿Se lo cree alguien? Seguro que hay gente que culpa a Madrid de todos los males y que todo lo que está sucediendo es consecuencia del independentismo que él lidera. De ese que fue consecuencia del golpe que Mas se dio en la cabeza un día y al despertar se había reconvertido en aquello en lo que nunca había creído: independentista. ¡Milagro! Pero nada es casual ni gratuito…. Y como dice el refrán “a clavo ardiendo, se agarra el que se está hundiendo.”
La situación lo ha llevado a estar en los brazos de aquellos a los que tanto detestaba: la CUP. Sin los anti sistemas que luchan legítimamente por un mundo idílico, sin Unión Europea, sin Fondo Monetario Internacional, sin euro, sin policía, sin ejército,sin capitalistas y sin clases sociales…Todo muy utópico, loable, pero lejos del liberalismo de los convergentes. Dicen que alguna vez los extremos se tocan y todo es posible…
Con el agua hasta el cuello, en todos los sentidos y él lo sabe, no duda en ofrecer un giro a la izquierda radical en sus políticas con tal de salvarse. Solo hace que pedir agua y no sabe que “cuando al marinero le dan de beber, o está jodido o lo van a joder”.
Entrar en más detalles sobre las grandes políticas sociales que promete acometer el aspirante a repetir en el cargo de presidente, o de las inversiones en sanidad no se lo cree nadie, y suena ya cansino, cuando la realidad que estamos viviendo es otra muy distinta. Además debería darse cuenta del papel humillante que está jugando todo un Presidente. O de cómo deja dividida a la sociedad catalana.
Así que, como esto aún no ha terminado, sino que es otro capítulo más, quiero concluir el mismo con otra frase marinera: “No existe hombre de mar que no se pueda ahogar”.
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