Que en el mundo sindical tradicional tiene que producirse un cambio, es obvio, pero los cambios suelen ser para hacer frente a las necesidades que tienen los trabajadores ¿sí?, estamos de acuerdo en ello. Pero cuando esos “cambios se realizan no para beneficiar los asalariados a los que dicen representar, sino, en beneficio propio, la cosa tiene otro nombre por mucho que lo camuflen con discursos populistas que a estas alturas ya no engañan a nadie.
Los cambios que ha experimentado Pepe Alvarez, el todavía secretario General de la UGT de Catalunya, son dignos de un estudio en profundidad.
Asturiano de nacimiento, llegó a Catalunya con 19 años buscando una vida mejor y comienza a trabajar ese mismo año en La Maquinista Terrestre y Marítima, donde inicia sus andaduras sindicalistas en el UGT. En el 1990 es elegido secretario general de la UGT, con la ayuda de un sector muy importante del PSC porque las relaciones entre el sindicato y el partido no eras buenas por la actitud de Justo Domínguez de no dejarse “controlar” por la dirección del partido socialista.
Así que la llegada del asturiano, con 33 años, que había conspirando de lo lindo para cargarse al eterno aspirante a dirigir la UGT, Josep María Rañé fue bien recibida por los de la calle Nicaragua. Sé produjo una etapa de “entendimiento”, era como una luna de miel, pero como esta dura bien poco, al cabo de los años, el Pepe Alvarez socialista es “conquistado” por los distintos gobiernos de CIU de los que se siente mejor tratado. “La pluralidad que él dice practicar se traduce en colocar en la ejecutiva a personas de CDC y de ERC y se va “sacando” de encima a los prosociatas y a los que le puede hacer sombra….
Con la llegada de los tiempos del Derecho a decidir, el independentista y los cambios de chaqueta, Álvarez entró en el juego y se dejó querer por los distintos agentes del mismo con el consiguiente cabreo de los ugetistas que se siguen sintiendo socialistas. En el sindicato sigue habiendo más gente socialista que de otras tendencias políticas.
Cuando le ha llegado la hora de marcharse, lleva más años en el cargo que su gran amigo Jordi Pujol, de dar un paso atrás, aprovecha que Cándido Méndez le “obligan” a jubilarse y quiere ocupar su cargo, no sin antes dejar atado y bien atado a la persona que le va a sustituir y para no desentonar con los tiempos que se viven y, no duden que dejará a “un independentista” al frente, si no se espabilan los sociatas. ¡Qué daño a hecho a la UGT!
Ahora que aspira a ir a Madrid, villa y corte, la pregunta que se hacen muchos- eso si consigue el cargo- es el papel que va a jugar ¿villano o cortesano?
Con toda esta trayectoria de socialista, convergente independentista, lo que más le hace juego es la de cortesano. Decía no sé que “Palabra dada, palabra sagrada, Palabra de cortesano, humo vano”.
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