LOS JUECES, A SU BOLA

A Emilio Botín le ha pasado como a Rodrigo de Vivar "El Cid", que ha ganado una batalla de gloria personal después de muerto. Ni siquiera la Monarquía española ha podido beneficiarse de la Doctrina que lleva el nombre del banquero cántabro que, en Diciembre del 2000, le exoneró de una petición de 180 años de cárcel que la acusación particular solicitaba al Tribunal Supremo por las llamadas "cesiones de crédito" que su banco, el Santander, había eludido de pagar al Fisco.

Hoy, en este Enero de invierno "tropical", hemos sabido que la Audiencia de Palma ignora esa Doctrina Botín y le dice a la hermana del Rey de España, y todavía Infanta de Borbón, que debe seguir sentada en el banquillo de los acusados y esperar a que un Tribunal la juzgue junto a otros ilustres encausados, esperando que la sentencia le sea favorable. Al Bufete Roca le acaba de explotar en las manos su "temeraria defensa" sobre un caso, en el que la gente de a pie, no entendía porque la esposa del socio de Urdangarin se sentaba en ese mismo banquillo y Cristina de Borbón no, por el solo hecho de ser una Infanta de España. Al menos ahora, Juan María Atutxa, otro de los que no se pudieron beneficiar en el 2008 de esa misma doctrina Botín, y que fue condenado por no disolver el grupo parlamentario Sozialista Abertzaleak, se quedará más tranquilo y algo más reconciliado con la "justicia española" que había hecho con él "una excepción vasca" poco edificante.

Está claro que, en este Reino de Felipe VI, los tiempos de los jueces no son los mismos que los de los ciudadanos. Quizás por ello, en el peor de los escenarios políticos que vive España en los últimos veinte años, asistimos a un tsunami de causas y detenciones que, debidamente ordenadas, podrían haberse repartido durante todo el año judicial, para no ofrecer a la opinión pública internacional la "foto fija" de una España de "pirados" en la que solo Sus Señorías togadas con puñetas y birretes, guardan y hacen guardar, las esencias de libertades democráticas de los pobres españoles. Y eso no es así...¡Ni mucho menos!