COMÍN ESCONDE LA CABEZA EN EL PIANO

Ya lo veníamos diciendo, el responsable de la salud de toda la ciudadanía catalana, Toni Comín, toca muy bien el piano, sabe de filosofía -¿si?-, habla mucho para los medios, pero cuando tienen un problema, manda a otro para que se queme y él, mientras, se debe esconder debajo del piano para que los efectos del mismo le pasen de largo: el tema no va con él. Comín ha llegado para quedar bien, pero no afrontan las dificultades.

La primera muerte por enterovirus es la de un niño de 2 años, en Mataró, saltan las alarmas, rueda de prensa en el Departamento de Salud y para sorpresa de todos, el conseller Comín, no está, ni se le espera. El que da la cara es el subdirector del CatSalut, Josep María Arrimón, médico y persona de confianza de CDC. Ni siquiera el “economista” David Elvira da la cara. No sabe del tema y se puede quemar…también.

No comparece en rueda de prensa, pero sí lo hace para la tele del régimen, TV3, y manifiesta que “ni se puede descartar ni se puede confirmar que la muerte del niño se deba al enterovirus” y ha calificado el caso como “una de las tragedias más grandes que puede vivir una familia”. Ha puesto cara de circunstancias, pero ha escapado a las preguntas que le pudieran hacer el resto de medios, ¿miedo al ridículo? Decía Confucio que “la vida es muy simple pero insistimos en hacerla complicada”.

Comín has perdido la gran oportunidad de estar ahí, explicando lo que ha sucedido, transmitiendo tranquilidad a la gente, solidarizándote con la familia que ha perdido a su hijo, dando soporte a los profesionales que cada día están entregándose en su trabajo para salvar vidas, dar esperanza a los padres de los 12 menores que aun se encuentran ingresados en diferentes hospitales y de los cuales, 8 se encuentran en planta y 4 siguen en unidades de cuidados intensivos.

La responsabilidad de los políticos es estar en los malos momentos porque en los buenos, todo es más sencillo y agradable. Quien no tienen carácter para afrontar los problemas dando la cara, mejor que se dedique a otra cosa: tocar el piano, filosofar y ponerse la careta para representar lo que no es…

El respeto y la admiración, como el movimiento, se demuestran andado, lo demás es como el cuento de la lechera.

“La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás”. Lo decía un filósofo de cuyo nombre no me acuerdo, pero ahí está Comín para decírnoslo…