Hay cosas que tienen sentido y otras, en cambio, son absurdas. Por ejemplo: la propuesta de una voz unida, que no única, en torno al corredor mediterráneo, que es una proyecto sensato y sostenible en el tiempo. Una obra, que ya debería estar acabada y que, sin embargo se está dilatando innecesariamente en el tiempo. Todos sabemos que por ese corredor puede viajar la mayor parte de nuestro comercio exterior y que beneficia a varias comunidades del Estado, aunque algunos en Madrid intenten vender que es una "cosa de los catalanes". No es así aunque también lo sea, y lo afirmo desde la parte gallega de mi persona, para quede claro.
El corredor mediterráneo ya debería estar operativo desde hace varios lustros, como el ancho de vía europeo en todo el Estado, o el ave transversal que sin pasar por la capital del reino cruce la península dando vida a quienes también tienen que abrirse a Europa, o ese eje ferroviario gallego-portugués que nos una definitivamente en los intereses comerciales comunes, que comienza con acabar, de una vez, las obras de entrada del Ave en Galicia.
Diseñar un Estado en el que en un sólo punto confluyan las comunicaciones, las fábricas y por supuesto el dinero y los intereses políticos es absurdo y muy dañino para el bien común de todos los españoles. Descentralizar es el verbo mágico que, cada vez que se pronuncia, levanta ampollas en Madrid. Pero, lo cierto, es que mejor nos iría si el Senado estuviera en Valencia, el Tribunal Supremo en Sevilla y la sede de algún organismo europeo al que tenemos derecho, en Barcelona o en Bilbao. Sería todo más equilibrado, porque a todos nos tocaría dar lo mejor de nosotros mismos, ya que nos veríamos obligados a depender los unos de los otros y no del capricho del Gobierno de turno correspondiente.
Y ya que llegamos tarde a esa cita con la historia, vayamos acabando lo que ya se empezó y que es bueno para todos. Acabemos el corredor mediterráneo y hagámoslo reivindicándolo con una sola voz y al unísono. Y así todo lo demás.
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