Las operaciones con tarjetas cayeron un 55% durante el apagón del 28 de abril, según el Banco de España
La caída en los grandes comercios fue solo del 35% gracias a los sistemas de respaldo y a que podían realizar operaciones 'offline'
Las operaciones con tarjetas en comercios presenciales cayeron un 55% durante el apagón eléctrico del pasado 28 de abril, según informa el Banco de España en un artículo publicado en la Revista de Estabilidad Financiera de otoño de 2025.
Los autores del artículo (Lourdes Cremades, Álvaro Esandi y Miguel Pérez) utilizan el 7 de abril para comparar los datos del 28 de abril, ya que consideran ese día como "el más comparable", puesto que el patrón del día del apagón se asemejaba al de aquella jornada.
Por tipo de comercio, se observa que los pagos presenciales en pequeños establecimientos tuvieron caídas superiores al 80% en los momentos más críticos de aquel día. Parte de esa caída, señala el supervisor, se explica por el hecho de que muchos de estos establecimientos, como muchos restaurantes, "decidieron cerrar".
En cambio, el supervisor cree que la falta de batería de las TPVs no parece haber sido uno de los motivos principales de la reducción de la operativa de pago con tarjeta, ya que estas baterías suelen tener una duración superior a la del apagón: aproximadamente 72 horas en reposo y 24 con actividad de media.
En cuanto a los grandes comercios, la caída de los pagos fue tan solo del 35%. Además, la diferencia de actividad entre el 7 y el 28 de abril se notó más a última hora de la tarde, y no en las primeras horas del apagón, algo que el Banco de España achaca más a un "retraimiento de la demanda de la propia oferta" que a un problema de la infraestructura de pagos.
El artículo explica que el mejor comportamiento de la operativa de pagos en los grandes establecimientos se debe, por un lado, a que es más frecuente que dispongan de sistemas de respaldo energético, que les permitieron continuar durante el apagón con la actividad normal. En cambio, los comercios de proximidad, sin esta capacidad, se vieron obligados a cerrar.
En segundo lugar, para el Banco de España influyó la posibilidad de autorizar operaciones en modo 'offline'. Los autores explican que esta funcionalidad 'offline', que se apoya en el uso del estándar EMV en tarjetas de pago con chip, permite que puedan autorizarse operaciones con tarjeta incluso si no hay conexión a la red.
"Esta tecnología permite al TPV del comercio verificar la autenticidad del instrumento de pago --es decir, que la tarjeta es genuina (no está clonada)-- y comprobar que el PIN introducido es correcto, posibilitando así la ejecución del pago sin necesidad de conexión a la red. Para ello, el emisor tiene que haber introducido parámetros operativos en el chip que indiquen la autorización de este tipo de operativa y el importe máximo permitido", prosigue.
A estos dos factores se suma que, en algunos grandes comercios tenían terminales autónomos que no solo permiten el cobro, sino también la emisión y registro de facturación, lo que garantizó la continuidad administrativa de la venta.
"La combinación de estas medidas de contingencia contribuyó a que los grandes establecimientos pudieran mantener la operativa en mayor medida, llegando incluso a absorber en algunos casos parte de la demanda procedente de otros comercios", agrega el artículo.
En cuanto a la operativa en comercio electrónico, el supervisor observa una caída "pronunciada y sostenida" durante las horas que duró el apagón.
Además, el impacto por sectores tampoco fue homogéneo y se vio condicionado por el grado de dependencia de la red eléctrica por parte de cada sector. Así, en aquellos ámbitos en los que esta es muy elevada, como es el caso del sector del transporte ferroviario (con una caída de los pagos con tarjeta del 73%) o la restauración (-63%), se registró una caída más pronunciada.
El artículo también indica que hubo una caída del 34% en la retirada de efectivo en cajeros y del 75% en las operaciones con Bizum.
Los autores también han medido el grado de recuperación de las operativas en los dos días posteriores al apagón. Tomando como referencia el periodo del 22 y 23 de abril para compararlo con el 29 y 30 de abril, las compras con tarjeta aumentaron un 9% y un 33% respectivamente; las retiradas de efectivo se impulsaron un 114% y un 105%; y las operaciones con Bizum, un 78% y un 132%, respectivamente. "Esta recuperación no compensó por completo la caída en el caso de los pagos con tarjeta, pero sí en la operativa con Bizum y, sobre todo, en las retiradas de efectivo", agrega el estudio.
En cuanto a las infraestructuras de pagos y sus proveedores de servicios críticos, el Banco de España señala que funcionaron "correctamente" gracias a los sistemas de contingencia de los que están provistos, que permitieron procesar, compensar y liquidar la operativa que tuvo lugar.
INCORPORAR LOS PAGOS 'OFFLINE'
Los autores concluyen su análisis con una serie de posibles mejoras para afrontar potenciales cortes en los sistemas de pagos. Por ejemplo, señalan que podría extenderse la funcionalidad del pago 'offline' con tarjeta, ya que su uso en España está "limitado" y se concentra mayoritariamente en algunos grandes comercios que disponen de esta capacidad y la activan en situaciones de caída puntual de las comunicaciones.
El estudio sostiene que la extensión de esta solución al conjunto del comercio minorista requeriría una estrategia coordinada entre emisores, adquirentes, procesadores y reguladores y que, tal estrategia, haría necesario, entre otros ajustes, "adaptar los parámetros de las tarjetas y establecer un marco que definiera los escenarios de activación, los sectores prioritarios y el régimen de responsabilidad aplicable".
"Otros países europeos, como Estonia, han realizado avances en esta dirección, al considerar que dicha funcionalidad puede desempeñar un papel clave en la continuidad de los pagos en situaciones de emergencia, especialmente en sectores esenciales como la alimentación, el combustible o las farmacias", agrega.
En el caso de los grandes comercios, el Banco de España plantea la adopción por parte del sector de un código de buenas prácticas basado en "lecciones aprendidas" para extender y mejorar algunas de las medidas de las que ya disponen en algunos casos, como es el uso de la operativa 'offline' o la utilización de un doble operador de comunicaciones con rutas físicas separadas.
El supervisor cree que el mismo ejercicio debería plantearse con respecto al resto de los instrumentos utilizados en los pagos minoristas, con el fin de contar con un plan completo de actuación.
Sobre el efectivo, y tras hablar con el sector, los autores descartan que se incorporen generadores en los cajeros, ya que parece una medida "costosa" y que puede implicar riesgos de seguridad y logística en situaciones de crisis.
En cambio, proponen el establecimiento de cajeros en ubicaciones críticas para la prestación de servicios mínimos en situaciones de emergencia. Además, creen que podrían realizarse campañas de concienciación para promover que los hogares tengan una pequeña reserva de efectivo ante este tipo de situaciones, así como para informar sobre la importancia de disponer de medios de pago alternativos.
El artículo también ve conveniente establecer medidas con otros actores distintos a los de los sistemas de pagos, como son los proveedores de comunicaciones o de energía.
Por ello, el Banco de España, en el ámbito del Comité Nacional de Pagos, que cuenta con representación de los distintos actores relevantes en materia de pagos, tanto del lado de la oferta de servicios como de la demanda, informa de que está coordinando un ejercicio para promover medidas que refuercen la resiliencia del sistema en su conjunto.
Además, el supervisor cree que es "fundamental" la cooperación público-privada como medio de aunar los esfuerzos de los principales actores del ecosistema de los pagos.

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