martes, 19 de agosto de 2025 22:56
Opinión

Cumbre internacional en la Casa Blanca, sin resultados para Ucrania

Carmen P. Flores
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Directora de Pressdigital

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El mundo estaba pendiente, este lunes, de la esperada reunión en la Casa Blanca del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, quien iba acompañado de una representación “especial” de líderes europeos: la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Friedrich Merz; el presidente finlandés, Alexander Stubb; la presidenta de Italia, Giorgia Meloni; el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.

La reunión extraordinaria y algo inusual se produce después del encuentro de Trump con Putin, quien hasta ese momento se encontraba aislado en el mundo occidental. Esa reunión, con el presidente norteamericano, le ha servido para “sacarlo del aislamiento”. Trump, amigo de Putin, le ha hecho un gran regalo al zar de las Rusias que, en esta ocasión, de momento, le ha ganado la partida al rubio platino norteamericano, por mucho que este se ofenda fácilmente cuando le llevan la contraria, cosa que no intenta disimular nunca.

El grupo de los siete líderes que han  participado en la reunión con el “amo del mundo” se había reunido previamente, fuera del emblemático edificio presidencial, para planificar el encuentro posterior, tan importante y del que se esperaba más concreciones que postureo institucional, donde las promesas deberían dar paso a hechos. Zelenskyy, con un gesto para no levantar susceptibilidades y críticas deTrump, en esta ocasión se dejó en el hotel su tradicional vestimenta militar para enfundarse un traje negro y camisa del mismo color. Gesto que fue bien acogido por Trump, a quien le gustó el cambio de vestuario para pisar las recién estrenadas alfombras de la Casa Blanca. Pero la cosa no iba de escenificación ni de mostrar solo una imagen estética que tanto le gusta a la familia Trump, sino de alcanzar acuerdos que paren de una vez la guerra en Ucrania por la invasión rusa.

El presidente norteamericano, que como anfitrión gusta de llevar la voz cantante, prometió que la guerra terminará, pero quiere que el presidente ucraniano acepte por decreto que Rusia se quedará con el territorio ucraniano anexionado. Que de ahí no lo mueven y que Zelenskyy debe ceder sí o sí. Trump, que jugaba entre dos o tres aguas, dijo que no era imprescindible el alto el fuego mientras se está negociando. Claro, porque el ejército ruso seguía bombardeando y matando a civiles en Ucrania... El grupo de líderes europeos insistía en la necesidad de garantizar la asistencia de seguridad para Ucrania como parte de un posible acuerdo para terminar con la guerra. Trump confirmó que Estados Unidos participará también.

Trump planteó que se produciría pronto una reunión a tres bandas: Putin, Zelenskyy y él mismo. Mientras, el presidente Macron reclamó que en la reunión pudiera participar una representante de la Unión Europea, a lo que Trump dio la callada por respuesta. Eso sí, Trump aseguró varias veces, sin entrar en detalles, que su país participará en la seguridad de Ucrania, un tema crucial para Zelenskyy y Europa.

Trump, que siente una animadversión por el presidente del Gobierno de España, no ha querido que este participe en la reunión. Pedro Sánchez no le ha pasado el cepillo por los hombros, cosa que no le ha gusta al “amo del mundo”.  Le molesta que Pedro Sánchez critique a Israel y haya pedido su apoyo para los palestinos, cosa que, por otro lado, le honra al presidente Sánchez. Trump tiene sus manías y sus preferencias, como se ha podido comprobar. Solo hay que mirar la foto de familia que se han hecho tras la reunión, donde la presidenta de la Comisión Europea estaba situada en un extremo del grupo y la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, tampoco estaba a su lado.

En fin, se espera que Trump haya hablado por teléfono con Putin, que este acepte reunirse con Zelenskyy, que pueda participar alguien de la UE, que se llegue a un acuerdo en el que nadie salga ganando por goleada. Sino, ¿por qué siempre los grandes se comen a los chicos? Y que el sentido común, y no los intereses particulares, prevalezca por encima de todo. Se llevan días esperando la reunión, que algunos deseaban con esperanza, pero, como siempre, las cosas no son lo que se quieren, sino lo que quieren los poderosos. Da igual el color político, el color del dinero o las ambiciones de ambos lados. Seguimos mirando las imágenes, los discursos, las muertes, pero no sucede nada… todo forma parte de la normalidad que nos han hecho tragar.

Decía Séneca: “No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.”

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