miércoles, 19 de noviembre de 2025 22:03
Opinión

Se cumplen 50 años de la muerte de Franco: ¿Toca ya enterrar el “pacto del olvido”?

Carmen P. Flores
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Directora de Pressdigital

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Se suele decir que de las personas muertas no se habla mal. Es una afirmación que no siempre tiene justificación. Porque una persona se haya muerto no significa que sus acciones también hayan corrido la misma suerte. Seguramente hay opiniones para todos los gustos en cuanto a esa frase y su aplicación en general; no obstante, hay excepciones (aunque el perdón sea muy cristiano). Me refiero a los dictadores que han dejado un recuerdo imborrable en tantas y tantas familias porque algún ser querido ha sido ejecutado en aras de imponer el silencio de las cunetas, las tapias de los cementerios y los paseos nocturnos de los que no volvían nunca más. Muchas de esas personas siguen siendo buscadas para que reposen en un lugar digno y sus familias puedan ir a ponerles un ramo de flores con la tranquilidad de saber dónde se encuentran.

La guerra civil española fue una lucha entre hermanos, consecuencia de un golpe de Estado de un militar africanista nacido en el Ferrol, llamado Francisco Franco, contra un gobierno republicano legítimo elegido en las urnas. Un gobierno democrático que no fue respetado. Una guerra sangrienta que dio paso a la dictadura de Franco, que ha durado demasiados años. El dictador no se conformó con hacerse con el control del país al derrotar al ejército republicano y a las personas venidas de fuera a defender la democracia. Franco llenó las cárceles de presos; el horror y los asesinatos siguieron produciéndose en “tiempos de paz”. Franco era un militar frío y sanguinario al que no le temblaba la mano a la hora de firmar las sentencias de muerte. Fueron tiempos de miedo, de falta de democracia, de prohibiciones y de adoctrinamiento político y religioso.

Este 20 de noviembre se conmemora el 50 aniversario de la muerte del dictador. Es un día en el que recordar a los españoles —especialmente a los jóvenes que no han vivido la dictadura— que los tiempos pasados no eran mejores si hablamos de fascismo y del peligro que supone que ellos piensen que Franco no era tan malo. Añado que no era malo, era peor. Ahora toca una gran labor pedagógica de explicar bien lo que es una dictadura, especialmente la española, que no tiene nada de romántica, sino de asesina y de eliminación de derechos para las mujeres y colectivos sociales. Falta de libertad y la aplicación del miedo para tener a la gente “dormida”, ignorante.

Hace ya tiempo que hay una preocupación con una buena parte de la sociedad que no conoce lo que fue la dictadura, que está siendo manipulada. Según algunas encuestas, alrededor del 24% de las personas entre 18 y 30 años dijeron que no les importaría vivir bajo un régimen autoritario, que más del 21% de los encuestados consideraban que en la época de Franco había cosas buenas o muy buenas. Ante estas afirmaciones, que han despertado una gran preocupación, Fernando Martínez López, historiador y secretario de Estado para la Memoria Democrática de España, señala que se hace necesario explicar a los jóvenes lo que fue la dictadura: hay muchísima ignorancia.

¿Qué ha sucedido para que una buena parte de los jóvenes piense así? Varias son las causas. La actitud de pasar “página” para superar las heridas de la guerra. Además, la Ley de Amnistía de 1977, que otorgaba impunidad a quienes cometieron crímenes durante la guerra y siguieron haciéndolo durante el régimen franquista, estuvo acompañada de un pacto social sobreentendido conocido como el “pacto del olvido”. El objetivo, nada fácil, era pasar página y seguir adelante lo antes posible. No fue fácil el acuerdo, pero en ese momento era necesario. Ahora bien, esta aplicación del pacto del olvido ha sido demasiado larga, no se ha explicado bien lo que realmente ha sido la dictadura y también se ha producido una falta de interés por conocer la historia de este país. Las redes sociales no son las mejores fuentes de información y los bulos siguen corriendo.

Quizás ahora, llegados a los 50 años, y tal como está el patio político, sería bueno buscar la manera de explicar la realidad, para que tengan información correcta. Decía el escritor Miguel Delibes que “el fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando”.

Quienes quieran vender que Franco no ha muerto, solo hay que ir al cementerio de Mingorrubio, en el Pardo, donde se encuentra un mausoleo del Estado, y allí está su lápida junto a la de su mujer, Carmen Polo. De allí no va a salir. Franco, dictador, aunque haya muerto, hay que explicar lo que realmente era; se le debe a los fusilados y sus familias. Por cierto, en ese cementerio se encuentran enterrados algunos dictadores latinoamericanos.

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