Se está entrando en la recta final del mes de agosto, para la mayoría final del periodo vacacional e inicio de la normalidad. En esa normalidad, como estaban esperando los aficionados al fútbol, inicio de la temporada futbolística nacional y de competiciones europeas. Es la explosión de los que sienten pasión por el deporte rey.
Como no todo el mundo tiene la posibilidad de asistir en directo a los campos de fútbol para presenciar en vivo los partidos de su equipo preferido, la radio y la televisión en directo, por distintas razones, son una buena manera de vivirlos como si estuvieran en el estadio.
Muchos son los aficionados que se inclinan por suscribirse a una plataforma de pago para verlos, puesto que la televisión pública, TVE, solo ofrece 15 partidos de la Copa del Rey y la final de esta competición. Conocido el panorama, no queda más remedio que rascarse el bolsillo y pagar a las plataformas que tienen los derechos de emisión, previo pago. Desde hace tiempo, esos canales de TV, por fortuna, insertan en la parte baja de la pantalla, a la izquierda, un texto en el que indican en qué idioma se quiere escuchar la retransmisión: español, catalán, gallego, euskera, los distintos idiomas del Estado. Una iniciativa que me parece de lo más acertada y que forma parte de la normalidad de este país, plural en lo político, social, cultural y respetuoso con esa pluralidad.
Hace meses, en la anterior temporada futbolística, viendo La 1 de TVE en Catalunya, la sorpresa fue que la locución se hizo en catalán, sin indicar que se podía seguir en español. En la pantalla no salió nada que lo indicara, como hacen las plataformas. La sorpresa fue mayúscula, lo mismo que el cabreo de muchos espectadores, porque les quitaron su derecho a decidir en qué lengua querían escuchar. ¿Qué sucedió? Pues varias cosas: los que tenían contratado Movistar, se fueron a Movistar y se acabó (aunque algunos de sus periodistas/locutores eso de dejarse sus preferencias en casa lo llevan muy mal y se les ve el plumero). Otros, los que no pueden o no quieren pagar la cuota, se quedaron, quitaron el sonido de TVE1, encendieron la radio y vieron el partido con el sonido de su emisora favorita. O simplemente cerraron la TV y se pasaron a la radio directamente. A mí, personalmente, que seguía el partido, me sorprendió y, solidarizándome con aquellas personas a las que se les había expulsado de la televisión pública, cambié a Movistar.
Pero ojo con estas jugadas de algunas mentes pensantes socialistas (incluidos los catalanes) de expulsar también de TVE (televisión pública pagada por todos) a los que prefieren ver la televisión en español. Es un gran error, porque ya han sido expulsados de TV3, no solo por la lengua, sino por los contenidos interesados. ¿Qué sucede? Pues que se les está negando su derecho a elegir, que los dirigen a la televisión privada y, además, muchos de ellos son votantes socialistas. Así que, ahora que acaban de empezar todas las competiciones, que TVE1 en Catalunya dé la opción a los televidentes de seguir el partido en la lengua que prefieran. Que lo indiquen en la pantalla, que sea fácil hacerlo y se cambie el rumbo que está tomando TVE en Catalunya. Otra TV3 es un error que pagarán muy caro los socialistas catalanes, con Salvador Illa a la cabeza.
Poner al lobo (Miquel Calzada, independentista excluyente) a dirigir en la sombra —no tan en la sombra— para hacer de TVE2 otra TV3 e ir contratando a determinadas productoras, reinas de TV3, para que sigan con esa hoja de ruta marcada por determinados partidos que se creen que Catalunya solo son ellos. Pues no, Catalunya es otra cosa, mal que les pese. Por eso, la frase de Tarradellas siempre me ha gustado: “Ciudadanos de Catalunya”.
Ante las críticas del episodio del fútbol en catalán en TVE1, en redes sociales salieron los poseedores de la verdad, incluidas informaciones en medios de comunicación afines, diciendo de todo y llamando a los que quieren seguir en español los partidos en TVE en Catalunya “catalanófobos” y “analfabetos tecnológicos”. Insultar, poner etiquetas y ese tufillo de supremacismo que tienen algunos, repele tanto a los que no piensan como ellos.
Lo que debe hacer TVE es hacer las cosas bien: facilitar a todos que elijan la lengua, que no se imponga, y que TV3, por suerte, solo hay una. Aún hay tiempo para corregirlo. Y no me importa que me pongan etiquetas: son para la ropa y las suelo cortar cuando estreno alguna prenda. Las imposiciones solo generan rechazo. La libertad es contraria a la imposición y los derechos se respetan, no se pisan.
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