El periodismo viene sufriendo desde la década de los noventa del siglo pasado el revolcón del tsunami de Internet.
De acuerdo. Tienen ustedes razón. Lo acontecido en la calle Ferraz de Madrid este fin de semana es tan esperpéntico como lamentable. Reconozcámoslo, nadie estuvo a la altura del guión y del papel que se le supone -por historia y responsabilidad política- a un partido de izquierdas centenario.
A menudo se ha dicho con razón que la única encuesta electoral cierta es la de las papeletas depositadas en las urnas.
Siempre se ha dicho que los socialistas catalanes han sido hábiles en sus relaciones con la cúpula del PSOE y su poder de influencia en el mismo no deja lugar a dudas.
Llega el otoño y con la caída de la hoja viene también la caída del papel en la Administración con la entrada en vigor de la nueva Ley de Procedimiento Administrativo, que introduce la adaptación de su forma de actuación al contexto histórico y la realidad social actual, transformando en digital dicho procedimiento.
En el siglo XVIII, el reino de Galitzia y Lodomeria se convirtió en la provincia más grande y la de más población del imperio húngaro.
El presidente Puigdemont ha llegado a la etapa de la moción de confianza que contempla la hoja de ruta que ha de conducir al pueblo de Catalunya hacia el referéndum o la proclamación unilateral de independencia, según dicen los independentistas.
La conocida técnica de comunicación comercial online basada en banners y elementos más o menos gráficos destinados a atraer a un potencial consumidor a una marca ha quedado obsoleta.
A la muerte de Adolfo Suárez, hace dos años, Javier Marías escribió un artículo glosando su figura, que está recogido en su libro Juro no decir nunca la verdad (Alfaguara): “alguien que no se arredraba, que no estaba dispuesto a que lo avasallaran ni pisotearan; sí, en cambio, a que lo convencieran”.
Puede que, su mano derecha y persona invisible cuando hay problemas, David Elvira, se lo pinte todo muy bien pero la ciudadanía y los profesionales que lo viven a diario no se creen sus palabras.
Un buen amigo egarense me cuenta que su ayuntamiento está enfrascado en remunicipalizar un montón de servicios, entre otros el abastecimiento de agua. Me pide opinión al respecto.
En las guerras todo vale y en la política, cuando se llega a una situación extrema en la guerra dialéctica o táctica, suelen utilizarse todos los recursos de los que se disponen y más.
Las elecciones de este domingo en el parlamento que integran los tres territorios históricos en la comunidad autónoma vasca tendrán lugar con una ausencia consolidada de violencia terrorista, tras una campaña que, a diferencia de Catalunya, ha supuesto unos debates preferentemente de tipo económico y social, por encima de los proyectos soberanistas o antisoberanista.
En 1952, el escritor barcelonés Luis Romero obtuvo el premio Nadal con ‘La noria’, donde discurren las veinticuatro horas de un día cualquiera, vivido por unos personajes que habitaban en la Ciudad Condal.
La teoría, en muchas ocasiones, no tiene nada que ver con la práctica. Los sueños son para cuando se duerme. Si estás despierto, la realidad se come la nube donde los sueños están depositados.
Una vez más tenemos que agradecer a los tribunales europeos sentencias que anulan aspectos de nuestra legislación por ser contrarios al derecho comunitario y que afectan de forma lesiva a los ciudadanos y trabajadores.
En 2012, el escritor Timur Vermes escribía la novela cómica 'Ha Vuelto', en la que relataba como Adolf Hitler despertaba en el Berlín actual, y como se convertía en un personaje influyente, gracias a intervenciones televisivas.
La cosa va a más. Desde 2012 hacia acá la Generalitat ejerce un monopolio del poder sobre la sociedad catalana en el que únicamente es ‘correcta’ la opción secesionista.
Oficialmente ya se ha dado el pistoletazo de salida para las primarias del PSC con dos candidatos que aspiran a ganarlas: Nuria Parlon y Miquel Iceta.
La discreción, el buen hacer, hablar poco y hacer mucho deberían ser cualidades que adornen a los gobernantes en general, pero parece que muchos se olvidan de estas premisas y suelen hacer lo contrario: hablar mucho, gestionar poco y taparlo con una presencia enfermiza en los medios de comunicación para que la ciudadanía piense que se “deja” la vida en esto.
