Los frutos rojos y el vino tinto pueden prevenir dolencias mentales
Según un estudio, el consumo regular de frutos rojos y vino tinto “puede tener un papel importante” en la lucha contra la demencia y otras dolencias neurodegenerativas
Investigadores del Centro de Investigaciones en Tecnologías y Servicios de Salud (Cintesis) en Oporto, Portugal, han descubierto que sustancias presentes en los frutos rojos y en el vino tinto mejoran la flora intestinal, reducen la inflamación y pueden contribuir a la prevención de la depresión y dolencias degenerativas.
El consumo regular de frutos rojos y vino tinto puede tener un papel importante en la regulación de la microbiota instentinal, en la disminución de la inflamación, en la prevención de la depresión y en la lucha contra la demencia y otras dolencias neurodegenerativas, por la presencia de una clase particular de compuestos en estos alimentos (antocianinas), según un estudio publicado este martes 17 de abril.
Según los investigadores, "la posibilidad de que este tipo de sustancias, denominadas prebióticos y psicobióticos, inducen el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino, interfiriendo con la inflamación del cerebro, abre camino a una nueva estrategia terapéutica para la prevención y tratamiento de dolencias neuropsiquiátricas tan prevalentes en la población como la ansiedad y la depresión".
El equipo del Cintesis realizó una serie de estudios para evaluar la relación entre el tipo de alimentación, la composición de la microbiota intestinal –el conjunto de microbios que habitan el intestino- y el cerebro.
En una primera fase, los investigadores mostraron, en animales, que una dieta rica en grasa saturada altera negativamente la composición de la microbiota intestinal, con una disminución de bacterias beneficiosas y un aumento de sustancias inflamatorias, e induce inflamación en el cerebro.
Así, una dieta rica en grasas saturadas tiene efectos más allá de la obesidad y la resistencia a la insulina, precursora de la diabetes. Según una de las investigadoras, Cláudia Marques, señala a 'Observador' que "una alimentación desequilibrada altera la microbiota intestinal e induce un estado de inflamación generalizada. Esta inflamación, cuando es crónica, puede acabar en alteraciones a nivel cerebral, contribuyendo al desarrollo de disfunción neurológica y de una serie de dolencias, como la depresión".
En una segunda fase, el equipo testó la eficacia del consumo crónico de antocianinas –presentes en los frutos rojos- en la prevención del desequilibrio de la microbiota intestinal y de la inflamación a nivel cerebral. En pruebas con animales se demostró que la ingesta continuada de extracto de mora, rica en esas sustancias, es capaz de mejorar la microbiota intestinal y reduce la inflamación del cerebro que está subyacente a las complicaciones neurológicas asociadas a la obesidad.
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