En los últimos meses han sido numerosas las voces que desde fuera de Unión Democrática de Cataluña quieren marcar el camino que debe seguir nuestro partido y el ritmo con el que debe hacerlo. Son voces estériles y energías perdidas porque la hoja de ruta de Unión -un partido con más de ochenta años de historia- sólo lo deciden sus militantes, y sólo nosotros decidiremos el ritmo para hacerlo.
En los últimos meses han sido numerosas las voces que desde fuera de Unión Democrática de Cataluña quieren marcar el camino que debe seguir nuestro partido y el ritmo con el que debe hacerlo. Son voces estériles y energías perdidas porque la hoja de ruta de Unión -un partido con más de ochenta años de historia- sólo lo deciden sus militantes, y sólo nosotros decidiremos el ritmo para hacerlo.
No son palabras, sino hechos. Tal como se dijo en el consejo nacional del sábado, Unión hará una consulta abierta a la toda la militancia para que se pueda pronunciar sobre nuestra hoja de ruta. La decisión que debemos tomar es trascendente y la resolveremos desde el diálogo y desde la expresión máxima y más radical de la democracia: votando. Sin segundas lecturas y sin subterfugios: un militante, un voto a la hora de decidir el camino de futuro que queremos seguir como partido político.
Una vez más quedan descalificadas las voces, políticas y mediáticas que quieren diferenciar, como si fueran dos realidades diferentes, Unión de su máximo dirigente. Son reproches que nada tienen que ver con nuestro partido. Una vez más damos una lección de democracia interna a los que quieren imponer sus visiones a otros desordenada antes casa.
Que les quede claro: nosotros marcan el ritmo y nuestra hoja de ruta. Y ahora nuestra prioridad son las elecciones municipales del 24 de mayo. Hay mucho que hacer. Toca seguir caminando y mirando adelante con ánimo de construir y no de destruir sin dejar piedra sobre piedra.
Como he dicho en numerosas ocasiones -y de hecho es el título del libro que he publicado recientemente- "Nada será lo que era". Tenemos que aprender del pasado, pero no podemos quedarnos anclados en el pasado. Los errores cometidos nos han cambiado a nosotros ya la sociedad y tenemos que demostrar que lo hemos hecho mejor, que hemos aprendido de los errores. Estoy convencido de que será así, pero debemos ser conscientes de que lo que hacemos hoy es lo que seremos mañana y tener presente, como decía Winston Churchill, que "si el presente pretende juzgar el pasado, perderá el futuro".
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