Los argumentos que se utilizan por parte de algunos sectores para defender la continuidad de la monarquía , se hacen apelando al papel instrumental que ha tenido la corona en la transición democrática . Y eso no lo cuestiona nadie. Pero en mi opinión no es convincente para los nuevos tiempos asociar monarquía con estabilidad democrática .
Los argumentos que se utilizan por parte de algunos sectores para defender la continuidad de la monarquía , se hacen apelando al papel instrumental que ha tenido la corona en la transición democrática . Y eso no lo cuestiona nadie. Pero en mi opinión no es convincente para los nuevos tiempos asociar monarquía con estabilidad democrática.
No lo es por varias razones: porque si tenemos el estado que tenemos, es decir , una monarquía parlamentaria , es una consecuencia de la salida de la dictadura , aunque pactada y aunque ha dado sus frutos históricamente hablando , pero no deja de ser el resultado de aquel momento que es lo que es ; porque somos varias las generaciones que no votamos este modelo de estado, y con esto no quiero decir que cada generación tenga que replantearse todo, pero los momentos actuales y las bases actuales son bastante diferentes de hace cuarenta años ; porque no se puede asociar estabilidad democrática con monarquía , ahora ya no , o es que otros modelos no son estables ? ; porque en definitiva es menospreciar la madurez de la ciudadanía si de forma subliminal se dice que se necesita un rey para tutelar esta estabilidad .
Replantear el modelo de estado ha dejado de ser tabú , y eso creo que es un síntoma de madurez democrática y así debería valorar . Un debate latente , que era , que ha ido creciendo , y que aflora con la abdicación del rey , pero no sólo . Coincide con momentos de cambios profundos , y me atrevería a decir que con la visualización de una plantilla agotada , o al menos , sin perspectiva de recorrido colectivo. No es sólo la cuestión de Cataluña , que es evidente que sí, es una crisis de los parámetros económicos y de desarrollo y con la imposición de unas medidas que están cambiando la estructura social y laboral hacia una sociedad desigual y polarizada . Una crisis del modelo territorial y de gestión de la descentralización del Estado , una crisis de la política y las instituciones . Cuando estos días alguien dice que el nuevo rey debe afrontar los retos actuales y las reformas necesarias , no lo encuentro pertinente , porque no es un jefe de estado con un programa ideológico ni de gobierno que cuente con la validación de las urnas .
En el fondo la gente reclama una regeneración profunda y un nuevo proyecto de construcción colectiva , tanto en Cataluña como en España . Los resultados de las elecciones europeas es el síntoma , igual que la gente en las plazas . El bipartidismo ha ido perdiendo muchos electores , por ahora va a la baja , y hoy por hoy es lo que garantiza la continuidad de la monarquía . Pero en función de futuros mapas electorales podría cambiar y quizás también por ello las prisas de estos días .
Es cierto que las reglas de juego deben respetarse y son las que tenemos. Pero la madurez de la ciudadanía puede cambiar estas reglas del juego si así lo considera necesario. Y esto es evidente que se debe hacer a través de las urnas . El modelo de estado , territorial , de desarrollo social y económico , ... serán , o deberían ser, clave en los próximos programas electorales y de forma inequívoca .
Consol Prados
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