martes, 14 de mayo de 2024 01:43
Opinión

Por una democracia más directa en Barcelona

Maria Assumpció Vilà i Planas
Maria Assumpció Vilà i Planas

Síndica de Greuges de Barcelona

El Ayuntamiento tendría que apostar por impulsar más consultas ciudadanas, sobre todo en temas importantes de ciudad, como por ejemplo la reforma del Port Vell o los JJOO de invierno.

El Ayuntamiento tendría que apostar por impulsar más consultas ciudadanas, sobre todo en temas importantes de ciudad, como por ejemplo la reforma del Port Vell o los JJOO de invierno

Hace pocas semanas, emití un informe en que recomendaba al Ayuntamiento de Barcelona admitir a trámite las más de 26.000 firmas de una iniciativa ciudadana de propuesta normativa a favor de aprobar una regulación en defensa del modelo educativo de las guarderías de titularidad municipal. Algunos partidos de la oposición pidieron en el Consejo Plenario la admisión a trámite de la iniciativa, pero el Gobierno municipal no la aceptó. El rechazo me parece del todo desproporcionado y no se ajusta al principio de obligado cumplimiento de fomento del derecho de participación.

Actualmente, la participación de la ciudadanía en el gobierno de las ciudades es algo que va más allá de la democracia representativa y pide de los gobernantes la creación de mecanismos, procesos, metodologías e instrumentos que posibiliten y faciliten la implicación de ésta en las decisiones políticas y sociales de su comunidad.

La iniciativa ciudadana es uno de los mecanismos de participación de que dispone la ciudad, tal como prevé la Carta Municipal, la Constitución de Barcelona. Pero hay otros, recogidos todos en las Normas municipales reguladoras de la participación ciudadana. Los consejos de participación, las audiencias públicas, las comisiones, los planes comunitarios y las consultas ciudadanas son ejemplos de participación ciudadana en el gobierno de una ciudad.

En el caso concreto de Barcelona, con la creación de los Consejos de Barrio, el año 2009, el Ayuntamiento de Barcelona estableció un nuevo nivel de participación territorial, y supuso un paso más para aproximar el Ayuntamiento a la ciudadanía, y la posibilidad de profundizar en el desarrollo de políticas públicas de proximidad, convivencia y cohesión social.

En los Consejos están representados los vecinos a través de las asociaciones y entidades del barrio, pero el desarrollo de la participación, la diversidad social existente, y la necesidad de una mayor imbricación de los vecinos en los asuntos de su competencia me lleva a pensar que habría que ampliar el número de consultas ciudadanas sobre cuestiones importantes de la ciudad, que supongan una transformación importante o afecten a mucha gente.

Creo que la reforma impulsada en el Port Vell hubiera necesitado de un mayor proceso participativo o de una consulta ciudadana. Posicionamientos e intereses políticos de unos y otros al margen, soy de la opinión que el Ayuntamiento tendría que preguntar a los ciudadanos si Barcelona se tiene que presentar a organizar los Juegos Olímpicos de invierno, ya sea para el 2022 o en años posteriores. Así se ha hecho, por ejemplo, en Oslo --el sí se impuso al no y la capital de Noruega competirá con Barcelona si, finalmente, esta da el paso para el año 2022--, y próximamente se hará una consulta en Múnich.

Unos JJOO de invierno pueden ser una plataforma internacional muy importante para todo el país, pero tengo dudas si ahora, con la grave situación económica y tantas carencias sociales por cubrir, es el mejor momento para hacerlo. Durante la primera mitad de 2013, las quejas sociales, especialmente de la necesidad de vivienda de protección oficial, se han multiplicado por cinco, y creo que es prioritario que el próximo año el Ayuntamiento incluya en los presupuestos una dotación para vivienda digna para todas las personas en situación de exclusión. Hacer una consulta sobre los JJOO permitiría abrir el debate y conocer la opinión de la ciudadanía sobre las ventajas y desventajas de la iniciativa, que comportará destinar a los juegos un dinero que ahora se podría dedicar a políticas sociales.

En Barcelona el único ejemplo de consulta ciudadana lo encontramos en la consulta que se hizo por la reforma de la Diagonal. Desgraciadamente, ésta fue un foco de enfrentamiento político y estuvo muy cuestionada, tanto por su planteamiento como por el coste económico que representó. Pero este hecho no desautoriza esta metodología que aporta calidad democrática a cualquier decisión política y es un elemento estructural de la democracia directa.

Hay que recordar siempre que la ciudad es un espacio colectivo que pertenece a todos sus habitantes.

Maria Assumpció Vilà i Planas
Síndica de Greuges de Barcelona

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