El conseller Comín, el que ha presentado un Plan para “mejorar” las listas de espera, miente con una facilidad asombrosa y ni siquiera se ruboriza. Nada más hacerse con el cargo en Sanidad, aunque podría haber sido titular de Cultura o Política Territorial, daba igual, se le ocurrió la brillante idea de que había que romper todos los convenios con la sanidad privada, sin previamente haber realizado un estudio de las consecuencias que esta decisión iba a tener para la salud de los ciudadanos y las maltrechas arcas de la Generalitat. Había que estar en consonancia con las directrices marcadas por ERC y las exigencias impuestas por la CUP.

Las mejoras en las listas de espera para especialistas, pruebas diagnósticas, operaciones “con garantías”, las urgencias, etc, no las está arreglando, ni las arreglará, por muchas entrevistas que le hagan los medios “amigos” y lo sabe. Solo voy a poner unos cuantos ejemplos para que lo vea bien claro.

En el hospital de Viladecans, con un a área de influencia de más de 250.000 habitantes, una mujer joven con problemas de riñón que fue operada hace dos años -en una clínica privada-, se ha quedado en el paro y ha tenido que volver a la sanidad pública. Desde el mes de setiembre, está esperando para que le hagan una ecografía “urgente” y le han dicho que tiene aún para unos cuantos meses más. ¿Qué? ¿Que están esperando? ¿A que se muera?

A otra mujer hace tres meses le hicieron las pruebas para operarla de la vesícula, ya que llevaba varios años con cólicos nefríticos y con dolores insoportables. Cuando han pasado tres meses de las pruebas preoperatorias, preguntó en el hospital qué estaba sucediendo porque no le habían dado la fecha de la intervención quirúrgica. La respuesta fue que estaba en la lista de espera y que tenía para un año o año y medio. ¿Cómo?, exclamó. ¿Por qué le hicieron las pruebas con “tanta antelación” a una persona que es diabética, y no sé cuantas enfermedades más tiene? ¿Por qué tiene que esperar tanto si lleva con el tema varios años? Como si fuera un simple número y no una persona.

Pero la cosa no queda ahí. En el mismo hospital, a otra paciente le comunican que le tienen que hacer la prueba del sueño, porque se duerme mientras conduce y, se da la circunstancia, de que su trabajo es el de conducir. Su doctora le dice que la llamarán para facilitarle un “aparato” que se llevará a su casa, que ya le explicarán cómo funciona y que ella se hará la prueba en casa, devolviendo al día siguiente “el aparato”. Cuando llevaba más de un mes y medio sin recibir la llamada, se personó en el hospital para preguntar si sucedía alguna cosa. La respuesta fue que hay lista de espera y que hasta el 30 de junio no la llamarán porque solo hay un aparato para este tipo de pruebas. ¿Solo un aparato para una población de más de 250.000 personas? Pues sí, como lo oye, Conseller. Eso le dijeron las personas de información. Además, le dieron el papel con la fecha y, en el mismo, pone que el coste de esta prueba es de 414 euros, que no pagará, pero que debe saber lo cuesta. Si solo es “prestar” el susodicho “aparato”, me pregunto yo ¿esto es calidad? ¿es servicio? ¿o sencillamente es un cachondeo que usted quiere camuflar bajo la eficiencia y la eficacia de su gestión?

Conseller Comín, a los ciudadanos no se les cura con filosofía. Los enfermos lo que quieren es que se les atienda, se les diagnostique su enfermedad y se curen, les da igual quien lo haga…

Alguien dijo que los experimentos se hacen en casa y con gaseosa. La salud de las personas y la atención que merecen está fuera de discusión. La sanidad privada ayuda a solucionar los problemas a los que la pública no llega, no lo olvide.

Conseller, primero se planifica y después se ejecuta, no al revés, porque con la salud de la ciudadanía no se juega…