miércoles, 24 de abril de 2024 12:26
Opinión

​EL ALMA NAVEGABLE DE ALBERTI

Miquel Escudero
Miquel Escudero

El poeta andaluz Rafael Alberti publicó en 1929, con veintiséis años, 'Sobre los ángeles'. El escritor Carlos Rojas tenía entonces un año de edad, y según me comentó un día, estos textos hacían de Alberti "uno de los poetas europeos más profundos y ambiciosos del siglo XX". Pasados los años, el poeta gaditano se referiría a la atmósfera densa, confusa y electrizante que rodeó la gestación de esa obra y que marcó "casi el final de la crisis devastadora de aquellos cuatro años míos anteriores a la República".


Como sabéis estas no son clases propiamente de literatura, por esto salen como salen. Risas del respetable. No sacaremos teorías. Pero vamos a reunir y condensar ideas de estos versos. Invoquemos al ángel bueno, "vino el que yo quería, el que yo llamaba", y vino a "hacerme el alma navegable". Nuestra alma se puede perfeccionar. Surrealismo y romanticismo en torno al arpa y al viejo mueble: "En esas ausencias hundidas que sufren los muebles desvencijados", esto es, desarmados o desmochados. Y siguiendo con el arpa: "Siempre, siempre más lejos. Adonde las maderas guardan ecos y sombras de pasos, (…), adonde todo un siglo es un arpa en abandono". El poder de los mudos testigos.


Como os decía, no nos planteamos ahora –no lo hemos hecho en todo el curso- describir la estructura y el sentido de este libro, sino recoger reflejos de estos versos. Así "fue cuando comprobé que murallas se quiebran con suspiros y que hay puertas al mar que se abren con palabras". Sí, bien sé que todo esto suena a chino mandarín. Pero prosigamos y decidme ahora: "la luna se enfría de ser mirada y que el llanto de un niño deforma las constelaciones".


A mí, en especial, me gustan 'Los ángeles colegiales'. Creo que a vosotros os podrá hacer recordar la topología algebraica: "Sólo sabíamos que una circunferencia puede no ser/ redonda/ y que un eclipse de luna equivoca a las flores/ y adelante el reloj de los pájaros./ Ninguno comprendíamos nada". Y sigue luego: "Sólo sabíamos que una recta, si quiere, puede ser curva o/ quebrada/ y que las estrellas errantes son niños que ignoran la aritmética".


Almas en pena, perseguidas por un resplandor muerto. Yo, sin sueño, buscándote. "¡Paraíso perdido!/ Perdido por buscarte,/ yo, sin luz para siempre". Recuerdo que una vez en el cielo… 


'El alma navegable de Alberti' se ha publicado originalmente en catalunyapress.es.

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