Hace mucho tiempo que tengo por costumbre releer viejos libros y ver antiguas películas, debe ser cosa de la edad. Así, aprovecho festivos para volver a Cela, gigante, y ver, entre otras, Lawrence de Arabia, enorme Peter O'toole.
Hace mucho tiempo que tengo por costumbre releer viejos libros y ver antiguas películas, debe ser cosa de la edad. Así, aprovecho festivos para volver a Cela, gigante, y ver, entre otras, Lawrence de Arabia, enorme Peter O'toole.
Hay una secuencia en Lawrence que, hasta ahora, no me había invitado a mayores consideraciones mas, sin razón aparente, en mi último pase del video me dejó cavilando. Se trata de la toma por las diferentes tribus árabes del ayuntamiento de Damasco que, dada la escasa experiencia por los allí congregados y sus divisiones tribales, queda sin bomberos, sin teléfonos, sin luz y sin agua.
Mis cavilaciones me llevaron a las listas que se están confeccionando en algunos ayuntamientos hispanos para las próximas elecciones donde aparecen animosos candidatos que, de momento y por lo que se publica, no han gestionado ni una mercería pequeña.
Las grandes frases y los entusiasmos no dan agua, ni luz, ni teléfonos, ni arreglan tuberías, ni recogen basura, ni limpian las calles; se confunden por muchos candidatos las cuestiones de Estado con la modesta pero eficaz gestión de un municipio.
Como dice Kipling en su "Libro de la Selva": ¡Mirad bien, lobos, mirad bien! Mirad bien en manos de quien ponemos nuestros municipios; los espontáneos acaban siempre corneados o detenidos por la autoridad. Hay que pasar primero por las necesarias rutas del aprendizaje hasta doctorarse para llevar a cabo una faena en las grandes plazas.
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