La Catalunya que queremos

A Unió Democràtica de Catalunya, tal y como ha quedado patente en el congreso extraordinario del sábado en Sitges, estamos profundamente comprometidos con la consulta prevista para el 9 de noviembre. Nadie puede negar que lo demostramos allí donde podemos hacernos oír: desde el Congreso con Duran, desde el Parlamento, con el gobierno de la Generalitat presidido por Artur Mas y desde la sociedad civil con Joan Rigol al frente.

A Unió Democràtica de Catalunya, tal y como ha quedado patente en el congreso extraordinario del sábado en Sitges, estamos profundamente comprometidos con la consulta prevista para el 9 de noviembre. Nadie puede negar que lo demostramos allí donde podemos hacernos oír: desde el Congreso con Duran, desde el Parlamento, con el gobierno de la Generalitat presidido por Artur Mas y desde la sociedad civil con Joan Rigol al frente.

También lo hacemos desde el anonimato de muchos militantes que trabajan en sus agrupaciones locales. En esta cuestión tan trascendente para el país, todos empujamos en la misma dirección. Hemos sumado para definir la pregunta, para fijar la fecha y para concretar el procedimiento. Y continuaremos sumando porque el 9 de noviembre podamos ejercer democráticamente y libremente el derecho a decidir nuestro futuro.

Queremos trabajar por el estado propio y seremos coherentes y responsables con la decisión que tendremos que tomar sobre qué estado propio queremos. Pero no olvidemos que la razón de ser del nacimiento de Unión es que Cataluña, como comunidad nacional, pueda seguir existiendo y pueda decidir su futuro. Cuando llegue la hora de la consulta, definiremos democráticamente nuestra posición en base a tres parámetros: la defensa de un modelo confederal, la conciencia de que la confederación es cosa de dos aunque por ahora desde el otro lado no se quiere dialogar, y la toma en consideración de las expectativas de un hipotético país independiente sobre si podremos permanecer o no dentro de la UE y sobre si podremos mantener o no la cohesión social.

Lo que tenemos muy claro es que no podemos continuar tal y como estamos. Es inaceptable el ahogo financiero estructural que padecemos ya que pone en riesgo elementos esenciales del estado del bienestar y de nuestra convivencia. Es también humillante e indignante que defender, día sí día también , un modelo educativo que tiene el catalán como lengua vehicular. Y finalmente, tampoco podemos continuar así porque la involución que nos imponen desde muchos frentes nos lleva a una lenta desaparición como comunidad nacional.

Por estos motivos defendemos con toda rotundidad la consulta que permita a todos los catalanes definir el futuro que queremos, desde la moderación, pero con toda firmeza para que ambicionamos una Cataluña plena, cohesionada , justa y europea