Las ansias de algunas personas, lógicas por una parte, de ser vacunadas para evitar que el covid forme parte de sus vidas, están siendo satisfechas: la vacunación está llegando ahora a buen ritmo a la ciudadanía, por tramos de edad. La variedad de vacunas --y los efectos nada buenos que algunas de ellas están produciendo-- provoca que algunas personas tengan dudas razonables sobre qué pasará tras ser vacunadas. Se preguntan si los efectos secundarios que se empiezan a conocer, algunos con fatal desenlace, les van a afectar o no. Es una reacción humana y merece respuestas.
  Según se va conociendo, hay algunas vacunas mejores que otras, aunque se  intente decir que no es así. Es el caso de la tan controvertida AstraZeneca que  ha sido vetada en algunos países. En España pese a ser utilizada genera dudas,  desconfianza e incluso alarma. Las informaciones que llegan no dejan lugar a la  tranquilidad, esa es la verdad.
He de confesar que no soy muy partidaria de las vacunas, ninguna. El pasado año me vacuné por primera vez de la gripe. Lo hice por responsabilidad con la persona con la que convivo, persona de riesgo. En el caso de la del covid, me guía la misma responsabilidad hacia los demás, pero no me gusta.

@EP
Así que, con el recelo correspondiente, acudía al punto que me habían asignado para poner el brazo izquierdo y recibir la dosis correspondiente de AstraZeneca, la que no me gustaba, si es que me gusta alguna. Mucha cola, pero bien organizada.
  
  La primera parada para los que estábamos allí: acreditarse con la tarjeta  sanitaria. Al otro lado del mostrador un funcionario, -- con poca empatía--, y  le pregunté si después de las últimas noticias sobre AstraZeneca: los que  habían recibido la primera dosis, no estaba claro de recibir la segunda. Mi  interlocutor me dijo que no sabía nada, que no tenía información y que esa  pregunta se la hiciera a la consellera. Mi respuesta fue que la consellera no  estaba allí en ese momento y que él era su representante. Con gesto  desagradable me espetó que, si no quería ponérmela, estaba en mi derecho. Le  respondió que eso ya lo sabía, que hasta ahí llegaba. Así que, no queriendo  empezar el día discutiendo, me fui diciéndole que tuviera una buena jornada.  Aunque mi interior podía haberlo mandado donde los lectores pueden imaginar.
  Después llegó la enfermera, muy amable y profesional y dispuesta a contestar  las preguntas: ¿Me pondrán la segunda dosis? ¿Cuándo? Me contestó que sí se  pondrá y será dentro de tres meses... Se ajusta a la decisión tomada por la  Comisión de Salud Pública, que no hace tantos días afirmó que la segunda dosis  de Astrazeneca se retrasa entre 4 y 6 semanas, a la espera de los resultados  del estudio CombiVacs que evaluará la conveniencia o no de una segunda dosis de  la vacuna Pfizer en las personas vacunadas con la primera dosis de Astrazeneca.   
  Pero la pregunta es ¿Por qué se sigue vacunando con Astrazeneca, y no  directamente por Pfizer o Moderna? ¿Porqué se han comprado muchas dosis de la  vacuna inglesa y hay que gastarla? Al final las personas con las vacunas nos  pasa como a los pimientos de Padrón, “unos pican y otros no”. La diferencia es  que los efectos de la picazón de los pimientos se pueden solucionar y los  otros, con suerte, y varios paracetamoles, se alivian. Si los coágulos no hacen  de las suyas.
  
  Lo que quiero decir es que falta información y personas que sepan darla. Es  normal que la gente  se intranquilice o sencillamente tenga miedo, pero  una buena información también puede servir de antídoto contra el miedo al  Covid.

Escribe tu comentario