jueves, 28 de marzo de 2024 21:20
Opinión

LETRADOS DE LA DGA: DEL INTERINAJE A LA JUBILACIÓN

Ramiro Grau
Ramiro Grau
Abogado, Profesor Universitario de Derecho y Académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación

Que en España se pueda entrar en una de las numerosas administraciones públicas como interino, vestido aún con el pantalón corto, y jubilarse tan ricamente en idéntica situación, es algo que no extraña a nadie. Entra dentro de lo que podríamos llamar patologías de nuestra burrocracia, que algunos se empeñan en llamar burocracia…


Hay políticos, y Biel es un ejemplo de ello, que consideran que la administración está a su servicio, y que ellos son un regalo del Cielo a los pobres tontos del culo, también llamados contribuyentes, que pagan todas sus ocurrencias y excesos.


Lo mismo sucede con la Rudí o Marcelino Iglesias, ambos premiados por sus respectivos partidos, tras hundirlos electoralmente, con un escaño en el Senado. ¡Qué menos! España es así, no la he inventado yo. Y de Aragón que les voy a decir. Esta es una tierra en la que cuándo hay tres personas charlando, ninguno se quiere ir el primero, pues se arriesga a que sus “amigos” le pongan a caldo.


El caso de Biel es un problema, pues a este hombre, después de sus grandes desvelos por la región, digo por su enriquecimiento personal, habría que darle algún premio de consolación. Y ya que no quedan plazas de Senador, tendremos que nombrarle Justicia de Aragón o Reina (en su caso, Régulo) de las Fiestas del Pilar, puesto que la plaza de Virgen me temo que ya está ocupada.


Pero algo hay que hacer, para que el pobre hombre no tenga que conducir su coche, como todo el mundo, y pueda ir asistido de chófer y escoltas, que hoy en día la gente no respeta nada, y menos cuándo has perdido el poder, y pasas a ser lo que siempre fuiste: un oscuro letrado de la seguridad social, en su caso parece que ya jubilado.


Pero Biel sigue teniendo poder e influencia, y la prueba es que sigue “colocando” Letrados de la DGA a dedo, como interinos. Pero interinos que llevan décadas en el cargo, o que han pasado a ocupar plaza después de acreditar su absoluta indigencia jurídica en otros destinos.


¿Cómo es posible que un cuerpo, teóricamente prestigioso, de Letrados del Gobierno de Aragón, pueda albergar en sus filas a letrados nombrados a dedo, y para cutio, es decir, para siempre…?


Siendo ministra de justicia, o de injusticia, la señora Mariscal de Gante, convocó quince plazas de Abogados del Estado, concurso efectuado con publicidad y transparencia, como tiene que ser, con unas bases preestablecidas, méritos computables, anuncio en el BOE, concurso, etc. Yo concurrí al mismo, y por cierto no fui nombrado, y no solamente eso, sino que incluso perdí el recurso contencioso-administrativo correspondiente, pues a litigante no me gana nadie, sobre todo cuándo creo que tengo razón.


Pues bien, el Cuerpo de Abogados del Estado interpuso un recurso contra dicho concurso, que creo ganaron, alegando básicamente dos motivos:


1º. - Que la “presencia” de funcionarios interinos en un cuerpo prestigioso, como el de Abogados del Estado, desprestigiaba el cuerpo, pues como todo el mundo sabe la mayoría de los interinos no son nombrados por sus méritos, sino por enchufe. Dicho más finamente, pero en síntesis este era el razonamiento.


2º. – Que la experiencia demostraba que los interinos se acababan quedando en el Cuerpo correspondiente, o incluso se arbitraban concursos-oposición para permitirles acceder al mismo, lo que redundaba también en un demérito para los demás compañeros, ingresados por dura oposición.


Criterios que entiendo serían aplicables al caso que nos ocupa, pues me consta que la práctica totalidad de los Letrados del Gobierno de Aragón son profesionales de una gran competencia.


Y, en el peor de los casos, si realmente siguen siendo necesarios Letrados interinos, parecería lógico otorgar esas plazas a aquellos opositores que hubieran obtenido las máximas calificaciones en las correspondientes oposiciones, pero que se hubieran quedado sin plaza, o a falta de aprobar únicamente el último ejercicio de la oposición.


Todo antes de seguir nombrado a enchufados, recomendados y personas que pasaban por ahí, lo que constituye una burla al Estado de Derecho y a los principios constitucionales de igualdad, publicidad, mérito y capacidad.

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