viernes, 22 de agosto de 2025 03:59
Opinión

Los conflictos de la reforma laboral

Joan Carles Gallego
Joan Carles Gallego
Secretario general de CCOO de Cataluña

Panrico, Alstom, TV3: tres entre muchos conflictos laborales. No son los únicos: convenios bloqueados , el sector del ocio socioeducativo o del metal, entre otros; negociaciones inexistentes e imposiciones regresivas, como la función pública; despidos individuales, modificaciones de condiciones laborales , contrataciones en fraude de ley , etc . En cualquier caso es la muestra de un mercado de trabajo en el que las relaciones laborales se están degradando y las condiciones laborales empeoran.

Panrico, Alstom, TV3: tres entre muchos conflictos laborales. No son los únicos: convenios bloqueados , el sector del ocio socioeducativo o del metal, entre otros; negociaciones inexistentes e imposiciones regresivas, como la función pública; despidos individuales, modificaciones de condiciones laborales , contrataciones en fraude de ley , etc . En cualquier caso es la muestra de un mercado de trabajo en el que las relaciones laborales se están degradando y las condiciones laborales empeoran.


Los conflictos de Panrico, Alstom y TV3 nos muestran, más allá de la coincidencia temporal , unos rasgos comunes en la actitud empresarial y la respuesta política. En los tres casos la contrarreforma laboral ha debilitado la capacidad de negociación de los trabajadores, y ha aumentado el poder de los directivos y empresarios para fijar de forma unilateral las condiciones laborales. La única posición explicitada por la parte empresarial es la disminución de los costes laborales , condición única para mejorar la competitividad. Y se quiere imponer una nueva rebaja laboral después de haber impuesto (hace pocos meses) duros sacrificios , salariales y despidos (que se justificaron como necesarios para garantizar la viabilidad futura y el empleo). Se imponen unas relaciones laborales autoritarias , basadas en la lógica del chantaje : o se acepta la rebaja salarial y los despidos o se debe cerrar la planta. Buena parte de la conflictividad laboral que vivimos es fruto de la reforma laboral aprobada hace un año con los votos de PP y CiU, que impone un modelo que disminuye la tutela sindical y judicial de los trabajadores, debilita sus instrumentos de intervención y negociación, y resta capacidad a la Administración para intervenir en los expedientes de regulación de empleo, etc .


Pero también la falta de políticas industriales activas y la actitud sumisa de los gobiernos ante las empresas, provocan estas situaciones conflictivas. Sólo tenemos que repasar la pasividad del Govern ante la conculcación del derecho de huelga en Panrico, donde las actas que ha levantado la Inspección todavía no han acarreado sanción a la empresa. O la inacción ante el desmantelamiento de una planta como la de Alstom, que puede conllevar que Cataluña pierda todo un sector de producción industrial estratégico, como es el ferroviario. En el caso de TV3 y Catalunya Ràdio, son los presupuestos de la Generalitat que, cuando se aprueban, justifican el expediente que recorta sueldos y disminuye plantilla, y que ahora deja a los trabajadores sin convenio, y que obedece a una voluntad política de avanzar en un modelo de medios públicos subsidiarios del sector privado.


Difícilmente se superará la lógica de los conflictos laborales si se mantienen las bases que lo sustentan. Y estas son políticas e ideológicas. El conflicto es la respuesta lógica a la inexistencia de mecanismos de negociación, a la falta de confianza y de compromisos. Urge cambiar la inútil e injusta reforma laboral , establecer equilibrios entre empresarios y representantes de los trabajadores en términos de información, participación y negociación. Un año después de su aprobación se ha demostrado que sólo ha servido para destruir empleo, precarizar las nuevas contrataciones y empobrecer a los trabajadores. Las empresas no son más competitivas, pero los empresarios tienen más poder. La economía está estancad. La desigualdad y la pobreza crecen. Necesitamos un cambio radical en la orientación de las políticas de los gobiernos: garantizar unas relaciones laborales democráticas, promover políticas industriales y políticas públicas y fiscales orientadas al cambio de modelo productivo ya la cohesión social.

Joan Carles Gallego

Secretario general de CCOO de Catalunya

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