Oigo patria tu aflicción por boca de concejales de festejos sobre la escasez de dineros de que, este año, han dispuesto para regalar al personal el "panem et ciercensis" con que venían comprando el voto en cientos de pueblos hispanos.
"Hemos hecho milagros" "Con lo poco que hay se ha completado el programa de fiestas con mucha dignidad" "Es cuestión de imaginación". Frases parecidas relatan el "esfuerzo" de los ediles para no decepcionar a sus paisanos en esa sacrosanta misión de entretener que se han impuesto.
Decididamente, no se han enterado de nada; deduzco que, tan pronto tengamos viento a favor, estos mantenedores de juegos florales volverán a las andadas y querrán ser, otra vez, empresarios taurinos, musicales y generosos donantes de nuestro dinero a peñas, charangas y agrupaciones de todo pelaje.
"Time they are a changing", que decía Dylan, y las fiestas tendrán que volver a ser organizadas de abajo a arriba con los vecinos protagonizando SUS fiestas y con los concejales de la cosa presentando su dimisión por ausencia de funciones. Y el que quiera toros que los pague y el que quiera conciertos que coja un almirez y un palo y ofrezca a sus vecinos el recital. Los ayuntamientos a lo suyo y los concejales de festejos, al paro.
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