​NINGUNEO A LOS FALLECIDOS

No hace muchos días, en un artículo que he publicado en este mismo medio, hablando de la mortalidad por coronavirus, decía que lo único que no engaña es la muerte en terminos absolutos, dado que se trata de un hecho facilmente cuantificable. Pues bien, ahora tengo que pedir disculpas por mi tremendo error; nunca me paso por la mente que estas estadísticas pueden pasar por la mano de los políticos y que algo que pase por la mano de esta gente siempre estará sometido a sus intereses y por tanto a la correspondiente manipulación. Parece que son todos los que están, pero dista mucho de estar todos los que son.

Cuando se trata de hechos que no gustan, absolutamente todos los implicados, con independencia del color político, tienen el mínimo interés en que las cifras reales salgan a relucir. Los responsables en todo el proceso técnico señalan que el recuento de fallecidos en España por coronavirus como mínimo puede ser un 50% superior a los datos reales. Simplemente en la Comunidad de Madrid cuando se hablaba de unos 1.000 ancianos fallecidos por coronavirus (con test positivo) en la realidad se podrían acercar a 4.000 los fallecidos por esta patología; dado que presentaban la sintomatología típica de la misma, pero como no disponian de su test correspondiente, a nadie la interesa que pasen a engrosar la lista de fallecidos por esta enfermedad. Ni la señora Ayuso como presidenta de la Comunidad, ni el señor Sanchez como presidente del gobierno, ni al señor Iglesias como responsable de area ....

En otras comunidades autónomas parece previsible que ocurran hechos igual de aberrantes y lo que si podemos tener seguro que dado que los muertos no dan votos, a nadie le interesa que se conozcan las cifras reales. El conocer las verdaderas y enormes cifras nos permitiría conocer la enorme ineficacia (por expresarlo en terminos muy correctos) de todos los actores que gestionaron esta crisis sanitaria en todas sus facetas. Desde la desmantelación de la sanidad en la última década, donde sólo observamos la construcción de hospitales (el cemento parece que da buenas mordidas en este país) aunque después ya se olvidaran de dotarlos de personal y medios suficientes; hasta la gestión de los últimos días, desoyendo por completo las recomendaciones de todos los organismos internacionales y el propio sentido común de quien quiere algo a sus conciudadanos y llenando Madrid, en días cruciales, de manifestaciones y congresos para propagar el virus a pasos agigantados.

Supongo que el tiempo y la historía pondrá a cada uno el lugar que se merece. Habrá quienes serán recordados como los mártires de una de las generaciones más sufridas de este país y otros que serań recordados como los presuntos genocidas de los anteriores.