Las andanzas de Comín son tantas y variadas que las iremos explicando capítulo a capítulo hasta completar, no sé cuando, el libro gordo de Tontente.
Puede que, su mano derecha y persona invisible cuando hay problemas, David Elvira, se lo pinte todo muy bien pero la ciudadanía y los profesionales que lo viven a diario no se creen sus palabras.
La discreción, el buen hacer, hablar poco y hacer mucho deberían ser cualidades que adornen a los gobernantes en general, pero parece que muchos se olvidan de estas premisas y suelen hacer lo contrario: hablar mucho, gestionar poco y taparlo con una presencia enfermiza en los medios de comunicación para que la ciudadanía piense que se “deja” la vida en esto.
Las enfermedades no saben de vacaciones. Por eso, cuando una persona es “elegida” por ellas, lo normal es acudir al sistema sanitario para que lo curen, algo que debería ser normal también en periodo estival.
Desde su más que pasmoso nombramiento, el titular de la Conselleria de Salud, Toni Comín, no ha dejado de sorprendernos por sus decisiones, por su postura ante determinados temas y por el incumpliendo de sus promesas. Tal es el enfado, que los sectores afectados por las mismas empiezan a levantar las voces de denuncias.
Ya lo veníamos diciendo, el responsable de la salud de toda la ciudadanía catalana, Toni Comín, toca muy bien el piano, sabe de filosofía -¿si?-, habla mucho para los medios, pero cuando tienen un problema, manda a otro para que se queme y él, mientras, se debe esconder debajo del piano para que los efectos del mismo le pasen de largo: el tema no va con él. Comín ha llegado para quedar bien, pero no afrontan las dificultades.
Estamos ya en tiempos de campaña, pero no sólo la del 26J, sino también las autonómicas catalanas, que dicen que serán para el otoño, cuando se caen las hojas de los árboles caducos y el verano nos ha dejado abandonados...porque no nos aguanta más.
Ser un personaje mediático, como lo es el Conseller de Toni Comín, tiene sus inconvenientes: el tiempo que les dedicas a los medios, lo pierdes en planificar el modelo sanitario que quieres o te exigen los ciudadanos o el partido que te ha colocado en el puesto, aunque no tengas ni idea, que es el caso que nos ocupa.
El conseller Comín, el que ha presentado un Plan para “mejorar” las listas de espera, miente con una facilidad asombrosa y ni siquiera se ruboriza. Nada más hacerse con el cargo en Sanidad, aunque podría haber sido titular de Cultura o Política Territorial, daba igual, se le ocurrió la brillante idea de que había que romper todos los convenios con la sanidad privada, sin previamente haber realizado un estudio de las consecuencias que esta decisión iba a tener para la salud de los ciudadanos y las maltrechas arcas de la Generalitat. Había que estar en consonancia con las directrices marcadas por ERC y las exigencias impuestas por la CUP.
Cuando un gobernante tiene la responsabilidad de velar por la salud de la ciudadanía, le debe faltar tiempo para hacer otras cosas de menor importancia. Vamos, que no le debería sobrar el tiempo para hacer o decir tonterías. Y más en tiempo de crisis, donde los recortes han llegado más allá de lo que nos han contado a todos.
En época electoral, las promesas que llegan a hacer los partidos políticos y coaliciones que concurren a ellas son tantas que se debería pedir cuentas al partido o partidos que han sido elegidos para gobernar durante los cuatros años que dura su mandato. Si no se cumplen el 90% de las promesas, no basta con castigarlos en las urnas, sino que se debería prohibir que se vuelvan a presentar a otros comicios por incumpliendo de programa. Sería la única manera de no engañar a la ciudadanía.
Al iniciarse la anterior legislatura alguien tuvo la osadía –o la prepotencia-- de adjetivar al gobierno de Artur Mas como el ‘dels millors’. No les extrañe a ustedes que, visto lo visto estos últimos meses, algún articulista se atreva a calificar al ejecutivo que hoy encabeza Puigdemont como el del masovero y los supervivientes. El masovero explota y cuida la finca hasta el regreso del amo ausente dedicado a tareas de refundación; mientras tanto, los supervivientes ocupan sus parcelas a la espera de tiempos mejores. Y es que amigos míos esto del gobierno de Catalunya es de risa. Aquí se han rifado las consellerias como si nada. Lo han hecho, no con criterios de idoneidad y conocimiento del ramo sino de reparto partidista. Seamos sinceros.